Santa Marta sigue siendo una fábrica de paisajes maravillosos. Una vez más, la naturaleza sorprendió a los samarios con un cielo esplendoroso, mágico e inesperado.
Desde diferentes sectores de la ciudad, el cielo se pintó de tonos anaranjados, logrando cautivar la vista de los ciudadanos y turistas.
Desde el aeropuerto Simón Bolívar de Santa Marta, el paisaje conectó con el mar transparente, terso e imponente de la capital magdalenense.
En el sector de Bavaria, el cielo anaranjado iluminó gran parte de la ciudad de Bastidas.
Y desde la Bahía más linda de América, la pintura que hace la naturaleza se vuelven un lienzo difícil de plasmar por la inspiración humana. Aunque a veces el cielo se torna rojizo, en otras ocasiones (como hoy) se pintó de naranja y azul, una obra de arte que enamora a los ciudadanos.