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Jueves Santo, el regalo de la Eucaristía

Jesús les lava los pies a los 12 apóstoles, hasta a Judas Iscariote. Después, vuelve a ponerse el manto, se reclina de nuevo a la mesa y les pregunta: “¿Entienden lo que les he hecho? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Por eso, si yo, el Señor y Maestro, les he lavado los pies a ustedes, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado el ejemplo para que hagan lo mismo que yo les hice. De verdad les aseguro que el esclavo no es más que su amo ni es el enviado más que el que lo envió. Ahora que saben estas cosas, serán felices si las ponen en práctica” (Juan 13:12-17).

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Hoy inicia el Triduo Pascual, momento central de la Semana Santa, en el que Jesucristo mandó a sus discípulos a celebrar la Eucaristía y al acto humilde del lavatorio de los pies.

Cierra el Ciclo Cuaresmal y abre el Triduo Pascual al atardecer de este Jueves Santo, la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, siendo el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico.

La liturgia del Jueves Santo es una invitación a profundizar concretamente en el misterio de la Pasión de Cristo, ya que quien desee seguirle tiene que sentarse a su mesa y, con máximo recogimiento, ser espectador de todo lo que aconteció en la noche en que iban a entregarlo.

Padre Harold Tejada, párroco de la Parroquia Jesús de la Divina Misericordia.
Padre Harold Tejada, párroco de la Parroquia Jesús de la Divina Misericordia.

“Es significativo y especial porque se hace en un contexto muy festivo porque Jesús nos regala la Eucaristía, es decir, convierte el pan y el vino en su cuerpo y su sangre, y les manda a sus discípulos a que la celebren y los instituye como los ministros de la realización de la misma”, expresó el Padre Harold Tejada, párroco de la Parroquia Jesús de la Divina Misericordia.

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Por otro lado, el mismo Señor Jesús nos da un testimonio idóneo de la vocación al servicio del mundo y de la Iglesia que tenemos todos los fieles cuando decide lavarle los pies a sus discípulos en señal de amor y servicio al prójimo.

Comienza la fiesta de la
Comienza la fiesta de la "crisis pascual", es decir de la lucha entre la muerte y la vida, ya que la vida nunca fue absorbida por la muerte, pero si combatida por ella. Hoy es el himno a la lucha, pero de quien lleva la victoria porque su arma es el amor.

“El cual es un gesto muy simbólico, el sacerdote ese día representa lo mismo que Jesús hizo en la Última Cena, que fue quitarse el manto, coger unas ufanas con agua, lavarle y besarles los pies a sus discípulos, allí es cuando el Señor les dice a ellos que de esa misma manera tienen que proceder, mostrando el servicio a los demás por medio del amor, incluso a los enemigos”, indicó el Padre Harold.

De esta manera, se conmemora la institución de la eucaristía para la fe católica y la celebración de los Santos Oficios. También, “se contempla de manera especial la institución de la Sagrada Eucaristía, la institución del Sacramento del Orden Sacerdotal y del Mandamiento del Amor”, dijo el párroco de la Parroquia Jesús de la Divina Misericordia.

Reflexión del día

La última Cena. Por la mañana del Jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar la cena en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies uno a uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos. Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron.

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Llegó Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.

Hazle tú hoy compañía al Señor, que está solo. Haz el propósito de no abandonarle nunca, y de visitarle con frecuencia en el sagrario.




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