Un fin y un comienzo: oportunidad para el futuro

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Escrito por:

Juan Manuel Santos

Juan Manuel Santos

Columna: Opinión
Hoy, 2 de octubre marca un fin y un comienzo. Es el fin de más de 52 años de un conflicto que ha enlutado familias, truncado proyectos de vida, generado miseria y sufrimiento. Es el comienzo de un nuevo capítulo para Colombia, uno donde podemos, si así lo decidimos, construir un país mejor, más incluyente, más solidario.

El acuerdo de paz que los colombianos tenemos ante nosotros es un buen acuerdo. Fruto del trabajo incansable y la vocación patriótica de un gran equipo negociador. Las reglas, los límites y los objetivos siempre estuvieron claros.

Con el acuerdo hacemos justicia a las víctimas, a aquellos que han perdido sus seres queridos o han sido desplazados de sus tierras, amenazados o intimidados. Conocerán la verdad, serán reparados y los responsables conocidos y sancionados. Más importante aún, como lo han expresado muchas de ellas, evitaremos que más familias conozcan el sufrimiento y la angustia que ellos padecieron.

Hacemos justicia con nuestros niños y nuestros jóvenes que no deben crecer con el temor al conflicto armado, de ir a la guerra, de perder sus padres o tener que renunciar a sus sueños por cuenta de la guerra.

Hacemos justicia también con nuestros campesinos, muchos de los cuales han vivido en la marginalidad, la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos del Estado, en parte por cuenta del conflicto. Pagamos así una deuda histórica con ellos, y nos comprometemos a brindarles, por primera vez, el apoyo, los servicios del Estado y la solidaridad que se merecen.

Hacemos justicia con aquellos que durante décadas no han tenido voz ni voto en las decisiones del país. Al ampliar la democracia, al fortalecer los mecanismos de participación, hacemos justicia con los excluidos.

Hacemos justicia también con esas miles de familias campesinas que por falta de alternativas y por el control de los violentos, vivieron condenados a cultivar coca. A ellos también les tenderemos una mano solidaria, mientras que simultáneamente enfocaremos toda la capacidad de castigo del Estado a las organizaciones criminales del narcotráfico.

Lograr todo esto no será fácil. Todos, gobierno, ciudadanos, empresas, tendremos que trabajar juntos en ese propósito. Ha llegado el momento de dejar atrás la confrontación y la polarización. No para remplazarla por la unanimidad, sino para acordar, con respeto por las diferencias, la agenda de trabajo en la que todos podemos aportar, porque la paz la construiremos entre todos. El pueblo colombiano tiene la fortaleza, la determinación, la generosidad para lograrlo. Contaremos con el apoyo de países amigos y de la comunidad internacional que ven con admiración la capacidad transformadora de nuestra nación.

Hoy 2 de octubre de 2016, quiero invitar a todos los colombianos, a todos mis conciudadanos a que participen en esta oportunidad histórica de definir el rumbo de Colombia, nuestro presente y nuestro futuro.

Hoy, no puedo dejar de honrar la memoria y la vida de miles y miles de colombianos que han sufrido por esta guerra. Hoy, no puedo dejar de pensar en la vida y el destino de millones de compatriotas que podrán tener un país distinto, mejor para ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos. Pensando en ellos iré a votar. Los invito a que hagan lo mismo.

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