El secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, ha inspeccionado este sábado en Lisboa cómo avanzan los preparativos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2023, que se celebrará este agosto en Portugal con la presencia del papa Francisco.
En un encuentro con el primer ministro luso, António Costa, y el Comité organizador local de la JMJ, Parolin visitó la sede del equipo que prepara este macroevento católico, que espera más de un millón de personas, así como los terrenos donde tendrá lugar la vigilia y misa final, a las orillas del Tajo al norte de Lisboa.
El cardenal destacó la colaboración entre la Iglesia y las entidades públicas portuguesas en la preparación del encuentro: "El éxito de la JMJ empieza aquí. Cada JMJ va bien en la medida en la que esté bien preparada. Esa preparación se vuelve importante en los aspectos organizativos y logísticos", afirmó.
Defendió también la importancia de este evento para la promoción de "una cultura de paz y convivencia pacífica", según recogieron medios locales.
La JMJ tendrá lugar en Lisboa y la vecina Loures entre los días 1 y 6 de agosto, aunque también está previsto que el líder religioso visite el Santuario de Fátima, donde, según la tradición católica, la Virgen se apareció a unos niños por primera vez el 13 de mayo de 1917.
Por su parte, António Costa, que se inscribió hoy como peregrino, alegó que la JMJ "es un mensaje que el papa Francisco quiere dirigir al conjunto de la humanidad, a partir de los jóvenes, creyentes y no creyentes, y colocando los jóvenes en el centro del desarrollo colectivo".
Esta reunión se ha producido apenas horas después de que Parolin liderara las celebraciones de Fátima y en el mismo día en el que el papa Francisco ha criticado la aprobación de la ley de despenalización de la eutanasia en el Parlamento luso, aprobada este viernes por una aplastante mayoría.
"Hoy estoy muy triste porque en el país donde apareció Nuestra Señora fue promulgada una ley para matar. Un paso más en la gran lista de países con eutanasia", expuso el líder religioso en un encuentro en la Ciudad del Vaticano.
Ni Costa ni Parolin han comentado estas declaraciones.
La norma debe ser promulgada por el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, quien ha asegurado que lo hará pese a su veto al texto.
"El presidente tiene ocho días para promulgar la ley. La promulgación es obligatoria y voy a promulgarla en el plazo de ocho días", dijo en declaraciones a la prensa esta semana.
La constitución, zanjó, "obliga al presidente a promulgar la ley que vetó y que fue confirmada por la Asamblea". EFE
