La mala construcción de las viviendas fue una de las principales causas de la destrucción que dejó el terremoto que este jueves hace 25 años sacudió las ciudades colombianas de Armenia y Pereira, en la región del Eje Cafetero, en las que hubo 1.185 muertos.
Así lo consideró el director de Geoamenazas del Servicio Geológico Colombiano (SGC), John Makario Londoño, al recordar la tragedia ocurrida el 25 de enero de 1999. El sismo tuvo una magnitud de 6,1, a una profundidad de 21 kilómetros y su epicentro fue la localidad de Córdoba (Quindío).
"Este sismo fue muy destructivo aunque la magnitud no debería haber dado para que se registraran todos los estragos que produjo principalmente en la ciudad de Armenia", dijo el experto.
Con 1.185 personas fallecidas, 8.536 heridos y más de 35.000 viviendas destruidas o que quedaron inhabitables, este fue uno de los terremotos más devastadores de la historia de Colombia.
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Londoño consideró que la destrucción se debió a "la superficialidad pero principalmente por la mala construcción de las viviendas".
"Las construcciones de la época no cumplían con la norma sismo resistencia", añadió.
Los horrores de esa tragedia volvieron a la mente de los pobladores de la región el viernes pasado cuando un sismo de magnitud 5,6 sacudió el centro de Colombia.
El epicentro fue localizado a seis kilómetros de la localidad de Ansermanuevo, en el norte del departamento del Valle del Cauca, en límites con los departamentos de la zona cafetera, y a una profundidad de 33 kilómetros.
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Londoño recordó hoy que la mayoría de las viviendas del terremoto de hace 25 años colapsaron y "aprendimos que la construcción sismoresistente no es un factor trivial (...) se debe poner mucho énfasis en que las construcciones cumplan con esa norma".
Recalcó que si una construcción está bien hecha, con todas las normas de sismoresistencia lo más seguro es que en un temblor se sientan las vibraciones pero las viviendas no colpasaran como ocurrió en Armenia. EFE