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¿Chuzadas o chuzo?

Columnas de Opinión
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Ante el sonado caso de espionaje a prácticamente todos los países estratégicos del globo, denunciado por Wekeleaks y el escándalo colombiano por las chuzadas del DAS, la opinión nacional e internacional ha concentrado su atención en cuestionar al gobierno norteamericano en el primero por conspirar para sus intereses y al panameño en el segundo por otorgar asilo a la ex directora del DAS, María del Pilar Hurtado.

Olvidando en este juicio, el problema de fondo de nuestros sistemas democráticos; la censura y la capacidad de censurar, sistemas de gobierno imperfectos, en el que los poderosos actúan como censores de lo que se debe decir o hacer por parte de los gobernados, dictando una prohibición contra la burla o el libre pensamiento que en palabras del Nobel JM Coetze: "es como un hombre que trata de impedir que el pene se le ponga erecto".

La censura como arma de gobernantes locales, nacionales e incluso líderes mundiales, rectores, funcionarios administrativos y cuanto grupo de poder legal e ilegal ostente niveles de cohesión que terminan por la fuerza de las formas censuradoras en coerción negativa.

Así hacen carrera chuzadas de teléfono, jaqueadas de correos electrónicos, pasquines intimidatorios, seguimientos vigilancias y todo tipo de persecuciones, en contra de, quienes creen los poderosos, en medio de la paranoia del poder, podemos ser contradictores potenciales o simplemente deslenguados con opiniones poco favorables del que administra o gobierna y de la consistencia entre el discurso, las acciones propuestas, los fines personales, los institucionales y las formas de llegar a uno u otro.

Entonces las chuzadas se convierten en chuzo y termina la posibilidad del discenso (democracia = discenso + consenso = mayoría + minoría) diluida en el marasmo de la imperfección democrática, y es que quien gobierna se cree eterno en el poder y no considera que en política el panorama es dinámico y cambia constantemente, de tal manera que los que hoy persiguen, mañana serán perseguidos… y hasta judicializados.

Creo que a algunos que ya hemos experimentado las chuzadas y el chuzo por nuestras opiniones sólo nos queda refugiarnos en el humor político, porque por fortuna aunque imperfecta la democracia es el único sistema que permite, siniestramente, elegir a los miembros de la prole, para luego ridiculizar sus debilidades y sus inconsistencias, por medio de todo tipo de caricaturizaciones de quienes prometen lo que el poder les hace olvidar, porque la autonomía del poderoso se vuelve caldo de cultivo para el excelente atropello a través del nepotismo, la persecución, la corrupción y la inmoralidad administrativa.

Menos mal nos queda la caricatura, la sátira y la capacidad de burla y de reír para no llorar… porque como dijo Cicerón: "¿Quién vigila al vigilante?" ¡Pues es el DAS, el servicio de inteligencia gringo, el centro de cableado, los conserjes, la de los tintos y hasta Facebook!

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