“Don Alfredo” Di Stéfano: leyenda del fútbol

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger


Santa Marta era muy pequeña. La avenida Campo Serrano todavía se llamaba Carrera quinta. Y había razón para que aún no tuviera el nombre del distinguido político samario: la vía, estrecha, apenas empezaba a ampliarse con la demolición progresiva de las construcciones de la acera oriental. Las personas que, a pie, llegaban al ‘centro’, con disimulo buscaban la puerta de los Almacenes Sears para recibir el aire fresco que salía de su interior. Tal vez fue el primer almacén que utilizó aire acondicionado, y para que la posible clientela pudiese admirar y enamorarse de los electrodomésticos en exposición, tenía que dejar las puertas abiertas. Hoy, setenta y dos años después, otras son las personas que hacen lo mismo: buscando escapar del inclemente calor, entran por una puerta de un centro comercial y, al salir por otra, ya llevan fresca la mollera.

     No crea el lector que esta columna periodística se limitará a recordar a Santa Marta, la vieja. No. Aunque siempre puedo comenzar con un regreso al pasado para tocar en forma tangencial aspectos inolvidables de mi materna ciudad, el tema central de esta crónica es otro. Pero lo aplazo unos minutos más para añorar aquellos años, cuando en las vitrinas de los almacenes del ‘centro’ se exhibían fotografías sobre los eventos del momento: los bailes de carnaval con la orquesta de Ipe Mejía, por ejemplo, o la llegada del Circo Egred. Una fotografía inolvidable mostraba a dos excelentes futbolistas que llegaban para el equipo local, Deportivo Samario. El pie de foto decía: Botta y Barrios. El primero de ellos aparecía en el aire, completamente horizontal y con el balón frente a su cabeza en actitud de ejecutar una llamativa ‘palomita’. La revista deportiva argentina ‘El Gráfico’ se encargaba de entusiasmarnos con sus fotos en colores y la descripción de las jugadas. Todo eso hoy es historia.

     En una edición de ese semanario vimos por primera vez a un astro del fútbol que habría de convertirse en ídolo mundial en ese deporte. No había llegado a Colombia, pero poco después se vinculó al club bogotano Los Millonarios. Alfredo Di Stéfano venía del River Plate, aprovechando la crisis financiera del fútbol en Argentina. No vino solo. Con él llegaron verdaderas luminarias que ayudarían a que el onceno colombiano fuese conocido como ‘El ballet azul’ y considerado el mejor equipo del mundo. Di Stéfano, llamado ‘La saeta rubia’, con Adolfo Pedernera, Julio Cozzi, el ‘Pibe’ Rial, Néstor Raúl Rossi, Antonio Báez, entre otros, fueron invitados por el Real Madrid para celebrar los cincuenta años de ese club. Eso fue en 1952. Sesenta años después de esa histórica cita, Millonarios volvió a enfrentar al equipo de Di Stéfano, en Madrid. Resulta imposible adivinar qué habrá pasado por la mente de  ‘Don Alfredo’ al rememorar sus años esplendorosos en el fútbol de la época de ‘El Dorado’ en Colombia y los no menos gloriosos con su Real Madrid. En todo caso, el hombre que dio lustre al fútbol de Argentina, de Colombia y de España, tenía en su memoria los mejores momentos de su ejemplar vida deportiva. Junto con Pelé y pocos futbolistas más, forman lo mejor que ha tenido ese deporte en toda su historia.

     El 4 de julio de 2012 Alfredo Di Stéfano cumplió 86 años. Era presidente honorario del Real Madrid, y seguramente se emocionó al extremo al conocer la opinión generalizada que se tenía de él: “La mayoría de los historiadores del fútbol están de acuerdo en afirmar que el fichaje de Alfredo Di Stéfano por el Real Madrid cambió el rumbo del fútbol español y europeo. En 1953 el F. C. Barcelona era el claro dominador del fútbol español. El Real Madrid, en cambio, hacía 20 años que no lograba ganar la Liga española”.

     En los once años que permaneció en el Real Madrid como jugador, logró una Copa Intercontinental, 5 Copas de Europa, 8 campeonatos de Liga y uno de Copa. Jugó 510 encuentros y anotó 418 goles. Fue cinco veces máximo goleador de la Liga Española. Con la selección española disputó 31 partidos y fue máximo anotador, con 22 goles. Recibió el Balón de Oro en 1957 y 1959. Fue siete veces internacional con la selección argentina. ¡Para qué más, don Alfredo! El homenaje que se le rindió se lo estábamos debiendo. Lástima que a Los Millonarios y al fútbol colombiano les haya costado ocho goles.

     Una anécdota sobre Di Stéfano: Se cuenta que en charla con su compañero Adolfo Pedernera, este le comentó que un mensajero se le acercó con una carta que solo decía “Para el mejor futbolista del mundo”. Di Stéfano le contestó: “¡Y te quedaste con ella, che, sabiendo dónde vivía yo!”.