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Colombianadas - tránsito y movilidad

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Cada tanto circulan por internet simpáticos correos con imágenes de nuestra cotidianidad nacional (aunque muchas son fotos "prestadas" de otros lares), en ocasiones divertidas, a veces demostrativas del ingenio colombiano y, de vez en cuando, transgresiones sin sutileza alguna: se les denomina "colombianadas". También hacen parte de ellas todas las barbaridades propias de nuestro país que ocurren en diversas materias y por todas partes. Acá van algunas, relacionadas con el tránsito y la movilidad:

El enorme camión descargando en plena avenida durante las horas pico, armando kilométricos trancones. Tenga cuidado de hacerles cualquier observación o reclamo al chofer y al ayudante: puede morir en el intento. ¿Dónde está el policía?, versión 100.

Los infractores que violan todos los códigos de tránsito, conocidos y por conocer, frente a los policías de tránsito que conversan o hablan por celular. Estos sólo aparecen durante el pico y placa, a ver que pescan.

El chofer de bus que recoge y deja pasajeros en cualquier parte donde le estiren la mano o escuche el timbre de parada. Generalmente se cree Montoya, acelerando y frenando como en la Nascar.

Las señoras que se maquillan y se peinan en todos los semáforos, mientras hablan incansablemente por celular. Detrás, el señor que inicia un incansable concierto de pito a la señora que se maquilla apenas el semáforo cambia a verde.

Los que hablan compulsivamente por celular sin manos libres o responden por la BB hasta los mensajes publicitarios mientras conducen su pequeño carro popular engallado como un F1. Puro resonador.

El vendedor ambulante que logra la venta justo cuando la luz del semáforo cambia a verde, mientras el conductor que compra cambia del carril izquierdo al derecho para estacionarse donde más estorba.

Los motociclistas que aparecen en manada por todas partes cometiendo todas las infracciones posibles, incluyendo a los de la Policía. Varias de ellas, cargadas con 3, 4 o 5 personas y toda clase de objetos, como cualquier "yipao" de Armenia.

Los ciclistas que transitan en contravía, por los andenes, por las zonas verdes, agarrados de los camiones… Algunos, evitando las ventas ambulantes en las aceras de las avenidas, que obligan al peatón a caminar por las vías vehiculares.

El peatón que atraviesa la calle cuando el semáforo peatonal cambia a rojo y el vehicular a verde. Ni que fuera daltónico. Generalmente termina "alzado" por una moto, una bicicleta en contravía, un BMW que veloz adelanta a los demás a 100 kph, o el carrito engallado que anda a la velocidad que le permite el resonador.

El policía de tránsito que se esconde para cazar infractores en vez de evitar las contravenciones. Casi siempre se la montan a las señoras que se maquilan mientras los infractores (taxis, buses, busetas, carritos populares engallados con resonador, peatones, ciclistas, etc.) hacen de las suyas en sus narices sin que les preocupe mucho.

Las infinitas líneas amarillas en rectas prolongadas de las carreteras para evitar el sobrepaso a camiones y buses que andan a 10 kph, y los piquetes policiales esperando a que alguien sobrepase a uno de esos vehículos para "partirlo" sin misericordia.

Los "retenes" personalizados, en los cuales uno o varios policías deciden por su cuenta parar carros a pedirles papeles porque sí, amenazando a los infractores que logran pescar con expedir el comparendo mientras preguntan: ¿cómo vamos a arreglar?

El cobro de peajes en vías intransitables que jamás conocieron el asfalto o el pavimento, o en plena construcción, o de 1, 2 y 3 carriles en el mismo trayecto. Legalmente, sólo se puede cobrar por una obra bien construida y funcionando debidamente. O, ¿no, señor ministro?.