Cartillas en la era de Google y Youtube

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Juan Galán Pachón

Juan Galán Pachón

Columna: Opinión

e-mail: prensa@juanmanuelgalan.com

Celebro que el Congreso de la República asuma el reto de debatir temas que interesan a los colombianos. Me refiero al reciente debate a la Ministra de Educación. Como liberal, lo primero que quiero resaltar, es la intervención argumentada y contundente de la ministra Parody.


No puedo pasar por alto, el acto valiente de un funcionario que habla públicamente de su sexualidad y se declara homosexual en medio de una sociedad machista y agresiva, fruto de años de violencia y de iniciativas de exterminio hacia muchas minorías.

En segundo lugar, debo concluir que lo que quedó en evidencia con este debate, fue un gran vacío en Colombia para abordar temas de salud sexual y reproductiva así como la falta de una política pública clara, dirigida a los menores, pero concertada con maestros, autoridades locales y padres de familia. Aún recuerdo la lección de educación sexual de mi padre, hace ya casi 35 años, cuando en una frase lapidaria me dijo: viejo, esa es una energía muy poderosa que uno tiene, que en cualquier momento se puede voltear contra uno.

En aquella época, no existían internet, ni YouTube, facebook, instagram o snapshot, ni nada de lo que hoy los jóvenes conocen dentro del mundo de las TIC. Por eso hoy me pregunto, como padre de un hijo preadolescente, ¿cómo debo enfrentar el reto de la educación sexual de un niño rodeado por estos mecanismos de información y desinformación? ¿Cómo puedo lograr que mi hijo desarrolle criterio propio, capacidad analítica y crítica para tomar decisiones, para enfrentarse a los contenidos que le presentan las redes sociales?

Si google parece ser, para bien y para mal, el educador sexual más poderoso del mundo, ¿cuál es la mejor manera de enfrentarlo?, ¿restringiendo?, ¿prohibiendo?, ¿acompañando?, o ¿asesorando? El debate de la ministra Parody, no es solamente un debate sobre cartillas, es sobre la ausencia de una política pública de fondo que permita abordar los cuestionamientos de padres y la comunidad educativa en conjunto.

No es esto una mirada que se limita al lenguaje de cuadernillos, o a los afiches, talleres que esporádicamente dan los colegios, se trata de una discusión sobre cuál debe ser la política de formación de docentes, o la estrategia para capacitar a los padres en alternativas frente al contenido de las nuevas tecnologías, o sobre cómo vincular a los niños y jóvenes en la construcción de los materiales educativos para hacerlos pertinentes. Necesitamos ir más allá de las cartillas y hablar de políticas públicas, que enfrenten la violencia, la exclusión y el matoneo.