Su descubrimiento es una de las áreas de investigación más brillantes del siglo XX y ha dado lugar a varios Premios Nobel.
Antes de conocer el papel que juegan las vitaminas, la gente sufría enfermedades de origen desconocido, pero no fue hasta principios del pasado siglo cuando médicos y bioquímicos empezaron a estudiar por qué algunas enfermedades parecían que estaban provocadas por una alimentación insuficiente, especialmente de frutas y verduras.
Bernardo Herradón García, doctor en Ciencias Químicas e investigador en el Instituto de Química Orgánica General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica a EFE cuál es la importancia de las vitaminas para la salud, las consecuencias de su déficit, así como de las sobredosis de vitaminas debidas a modas y falsas creencias.
Son catorce las vitaminas que necesitamos suministrar a nuestro cuerpo. “Todas ellas son necesarias, sin ellas podríamos tener problemas de salud, algunos serios y otros no tanto”, argumenta Herradón.
Por otra parte, y haciendo un contraste con este tema, muy serio es el estado de hipervitaminosis de vitaminas liposolubles porque no las eliminamos tan fácilmente y se acumulan generalmente en el hígado que funciona como una fábrica química en la que todo se deposita y se metaboliza. Las vitaminas que pertenecen a este grupo son la A, D, E y K.
El cerebro, al igual que el cuerpo, se nutre de la dieta que las personas consumen y de allí la importancia de llevar una alimentación saludable y equilibrada.
Las proteínas, vitaminas y ácidos grasos son ideales para mantener un cerebro en buen estado. No incluir estos componentes en la dieta puede afectar no solo el rendimiento intelectual a corto plazo, sino la salud general del cerebro a futuro.
De acuerdo con la Escuela de Medicina de Harvard, las personas que consumen una dieta basada en verduras, frutas, pescado, fuentes vegetales de proteínas, nueces y aceites como el de oliva, son menos propensas a desarrollar demencia o deterioro cognitivo.