Respetuoso de la Constitución Nacional y deseoso de contribuir a la modernización del Aparato Estatal, registro a continuación el retrato de un diagnóstico generalizado referente a los retos, responsabilidades y perspectivas que representa la Familia, la Sociedad y el Estado frente a la realidad que vive el individuo hoy por hoy.
Para ello se requiere ahora más que nunca un espíritu de unidad uniforme, que facilite reconducir todo a la armonía de un camino correcto, el de actuar con prontitud y diligencia; suscita ello diversidad, pluralidad y multiplicidad de acciones proactivas si se tiene en cuenta que muchas veces nos atrincheramos a sistemas o moldes caducos que han perdido capacidad de respuesta.
Es importante en este sano propósito, fortalecer esperanzas, cristalizar aspiraciones de avances hacia una convivencia y seguridad de la familia asociada; factor importante que sirve de componente y determinador al mismo tiempo para la integridad de la recuperación social; una acción comprendida en buena hora, eficaz y contundente entendida como una acción social encaminada a la recuperación integral.
Necesitamos despertar de la atolondrada actitud negligente, que golpea duramente la comunidad; diseñar organización bajo la idea extraordinaria sencilla y racional de hacer el bien a través del diálogo, que siente las bases sólidas para la construcción de una paz estable y duradera. Igualmente cobra importancia la participación conjunta de la Familia, Sociedad y Estado que facilite al individuo la ejecución de obras y redunde en el desarrollo para de esta manera agilice, consiga y ejecute acciones concretas de desarrollo social; unificar esfuerzos y trabajar conjuntamente aportando recursos entre todos.
El plan que nos ocupa atiende lineamientos diversos y está sujeto a la verificación y evaluación, seguimiento y control necesario para determinar el avance de la gestión que debe estar orientada al cumplimiento de lo preceptuado.
Es de suma trascendencia hoy en la sociedad trazar estrategias que busquen promover acciones coordenadas para minimizar la desigualdad y pobreza extrema reinante, reducir necesidades básicas insatisfechas; para ello hay que tener prioridad en la atención y beneficios en programas que busquen progreso y desarrollo, apoyo para el acceso a beneficios integrales oportunos que garanticen bienestar social.
El hombre no es más que lo que la educación hace de él, implica ello que el ciudadano tiene la responsabilidad de construir una sociedad digna, respetuosa con principios y valores, ya que sin educación no hay sociedad, pues esta se fundamenta en la comunidad de ciertas ideas, verdad, bien y justicia, ésta es la tarea del maestro hoy, muy ardua, muy permanente, sacrificada por cierto y nunca reconocida.
Hoy por hoy se necesita dialogar mucho más para construir una sociedad más tolerante, más pacífica, proceso esencial para alcanzar el crecimiento espiritual de los seres humanos.