Esmad necesario

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Escrito por:

María del Rosario Guerra

María del Rosario Guerra

Columna: Opinión

e-mail: comunicacionesmrg@gmail.com

Twitter: @CharoGuerra



La tensa situación que vive nuestro país por cuenta del vandalismo, el caos, el terrorismo urbano, el desorden y la destrucción ha requerido de manera permanente la presencia en las calles del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad).
Este es un grupo especializado de la Policía Nacional que tiene como función apoyar a la Fuerza Pública en el manejo de multitudes, disturbios y bloqueos, cuando su capacidad ha sido rebasada o cuando el orden público y la seguridad estén en riesgo extremo.

Es gracias a la presencia de estos casi 4.000 hombres y mujeres que componen el Esmad y que están desplegados en todo el país, especialmente en las ciudades donde se ha mantenido el caos y la agitación social, que han podido ser levantados 2.659 bloqueos que han afectado la movilidad, y controlados 1.195 disturbios, en los que han tenido que intervenir para restaurar el orden. Este es el pan de cada día del Esmad desde hace un mes que inició el paro y por ende las protestas que, en su gran mayoría, han estado enmarcadas en la destrucción y el vandalismo. Muchas veces afligidos por el agotamiento físico y algunos apenas recuperándose de las heridas y golpes, han permanecido de pie y en las calles para controlar esos grupos sin Dios ni ley, agresivos y preparados para causar daños y generar miedo e inseguridad.

El Esmad, creado el 24 de febrero de 1.999, es una unidad de reacción preparada únicamente para afrontar situaciones de desorden social que afecten el orden público. No es una fuerza para “matar o masacrar” ciudadanos, tampoco es una fuerza tirana o feroz como algunos líderes de oposición al gobierno Duque lo han querido hacer ver para deslegitimarlos y manchar sus actuaciones. El escenario en el que se mueven quienes lo integran es altamente peligroso y eso lo reflejan los cientos de uniformados que han resultado gravemente heridos (1.116 en 30 días de protesta) luego de ser atacados con agentes químicos (ácido); bombas incendiarias con las que han intentado quemarlos vivos; armas de fuego (pistolas y fusiles); cuchillos y elementos contundentes. Otros, como fue el caso registrado en Palmira, Valle del Cauca, fueron secuestrados por varias horas, golpeados, amarrados y humillados por manifestantes.

Colombia no es el único país que cuenta con un escuadrón como el Esmad. Países como Japón, Italia o Hong Kong, por mencionar algunos, también tienen grupos móviles o unidades antidisturbios, equipos tácticos con la única tarea de prevenir cualquier alteración del orden público en protestas o eventos multitudinarios. Esto ratifica que, si bien el Estado debe garantizar el derecho constitucional a la manifestación pacífica derivada del derecho a la libre expresión ciudadana, también tiene el derecho constitucional para preservar la vida, el orden, la seguridad, la convivencia y la movilización. Cuando se vulneran con bloqueos o vandalismo, el instrumento disponible para recuperar el orden es la intervención de la Fuerza Pública para contener y disuadir a quienes insten al caos, el terrorismo y la destrucción.