Desasosiego político social

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



A partir de esta columna, orientaremos un debate argumentado con cohesión social y sentido de identidad; abordaremos la participación de una ciudadanía que incida y decida; que reflexione al máximo hasta donde influyen los medios de comunicación social, prensa, radio y tv en la conducta del individuo, la familia y la sociedad.


Para nadie es extraño que el ciudadano de a pie es movido e impactado por los mensajes del gobierno transmitidos por los medios de comunicación; sin embargo se observa a menudo la difusión de material noticioso con improperios que profundizan la división; caso patético el que observamos actualmente alrededor del proceso electoral, campaña 2018, donde algunos candidatos se creen con patente de corso para calumniar, injuriar; irrespetando no solo de esta manera al contradictor sino también al oyente o espectador que escucha estas diatribas belicosas. No hay derecho. Actualmente se observa un escenario donde cualquiera se considera con autoridad y lanza dardos venenosos. ¿Que autoridad moral y ética tienen estos?

Se requiere con suma urgencia que los diferentes estamentos de la sociedad colombiana  hagan un pare en el camino y articulen acciones e iniciativas focalizadas a desactivar el combustible de la guerra. Esta debe ser una solicitud argumentada con gran gallardía y sentido patriótico para que se puedan amordazar los espíritus dementes, rencorosos e impetuosos de algunos integrantes de la política moderna que se creen dueños y señores del actual momento político. Esta es una posición responsable que asumimos aquí hoy con respeto, objetividad, para exhortar a los jóvenes políticos que es menester derrotar el miedo con esperanza de cambio; sólo así se puede incidir en unas elecciones competitivas con garantías amplias y se respeten las ideas.  Bajo esta circunstancia podemos entender y aceptar que un debate para que sea exitoso debe estar nutrido de diferentes propuestas alrededor de lo político, lo económico y social; basta ya de tantos improperios e insultos en los escenarios públicos; es hora de cambiar el estilo vituperable en grado sumo y descortés.

A partir de este momento todos estamos  obligados a conducir, dirigir y orientar la construcción de unas políticas públicas que posibiliten aunar esfuerzos sin egos, sin ataques; es decir construir de manera participativa propuesta electorales serias.  A este propósito están invitados los medios de comunicación para que a través de una ética de valores regulen la transmisión de discursos fuera de tono, que envenenan y no construyen; es de capital trascendencia que los medios estimen y valoren el tratamiento noticioso que se le debe dar a los temas políticos; especialmente los discursos.  Aquí se debe ser cuidadoso y coherente, puesto que debemos constituirnos en un ejemplo para las futuras generaciones de comunicadores, opinadores y comunidad en general que conforman la opinión pública.

“Candidatos”, quieren hacer protagonismo en un escenario que no es el apropiado; llamamos al respeto, al diseño de un discurso constructivo, persuasivo, inclusivo que antes de restar sume.  Es cierto que el pueblo, seguidor de cualquier político recepta las propuestas en materia electoral, las estudia y decide si está de acuerdo con ellas; pero estas propuestas deben estar supeditadas a una estructuración objetiva producto de la realidad y que no se pinten pajaritos en el aire, populismo.

De nada sirve en estos escenarios lanzar diatribas de terror, de amenazas, de calumnias; en otras palabras esto es un irrespeto al público, puesto que este tiene derecho a escuchar argumentos razonados, políticas que sintonicen con la realidad y no enfrentamientos envalentonados, airados que enrarecen la sana convivencia. 


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