Es una realidad, no es que la gente dice que el Presidente Gustavo Petro está jugando con candela, porque le induce a su pueblo unas políticas de estado firmes y consistentes con su manera de expresar sus ideas.
Por ejemplo, en la Reforma Tributaria pretendía que los colombianos aportarían los recursos para financiar sus propuestas de campaña; esa propuesta no resultó como él la expuso. Esto y otros incumplimientos han provocado un concepto negativo del Presidente que ningún colombiano acepta, por más que adulen al Presidente.
Además, durante el proceso de aprobación de la Reforma Tributaria instó al Ministro de Hacienda para que bajo ningún punto de vista permitiera rebajar el monto del proyecto de Reforma Tributaria; esta reprensión tampoco se pudo cumplir porque los parlamentarios aprobaron una suma inferior, a pesar del compromiso pactado.
Lo que más ha provocado la desconfianza del pueblo hacia su presidente es la idea de comprar tres millones de hectáreas de tierras a Fedegán por sesenta billones de pesos para entregarlas a los que las necesitan, y su intención de pagarlas con Bonos de Deuda Pública, TES; esto lo rechazó el ministro Ocampo, bajo el argumento indiscutible que esa transacción no estaba autorizada; luego algunos amigos del Pacto Histórico opinaron que sí se podían emitir más Bonos, a lo que el ministro Ocampo, otra vez, le tocó contradecir a dichos opinadores, porque con sobrada razón expresó que esa transacción superaba la norma de la Regla Fiscal. ¿Entonces cómo hace el presidente Gustavo Petro para pagar las tierras a Fedegán?
La anterior circunstancia opuesta al logro de dicho objetivo, parecida a un enredo institucional solamente le quedaba una salida al jefe de Estado, la cual es modificar las barreras que impiden el cumplimiento de su política de estado. Esto se reduce a concluir a que cada ministro le tocará decir: “lo que diga Petro”.