Verseando en el país de los gansos

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Mientras Gustavo y Francia duermen sabroso entre plumones y almohadones, le piden al pueblo colombiano que se baje los pantalones.

Partidarios arrepentidos dicen que esto parece el cuento del gallo capón, y con inocencia se preguntan: ¿será que Petro nos vio caras de…buenón?

No hay duda de que la debacle con tributaria, política y agraria se avecina, y cierran con broche de oro, subiéndonos la gasolina. 

Para rematar el cuento, nos tiene jodidos la inflación, y al genio de Petro se le ocurre pedirle a Banrepública, que lo dejen imprimir billetes por montón.

Dicen los que del tema saben, que si tanto le molesta la subida de intereses, que se baje de la tributaria y deje de decir tantas sandeces. 

La independencia de la banca central se respeta, debería saberlo bien el presidente. 

Así que presionarla indebidamente, es un acto de irresponsabilidad indecente.

Y es que compatriotas y compatriotos, con esta inflación que nos agüita y tan verraca, no hay asistencialismo que valga, así que dejen el alboroto.

De pasar la tributaria en estos tiempos malhadados, la miseria y el hambre serán más que compañeras de ocasión, y no importarán los pobres hambrientos y desesperados, ¿y Petro? bien gracias, tomando siesta entre su plumón.  

Si suben las tasas de interés y aprueban la tributaria, se frenará la economía y se disparará aún más el desempleo, no habrá plata ni pal salchichón ni la gaseosa y quebrará la tienda de doña Eulalia, y entraremos derechito en recesión sin derecho al pataleo.

Dicen los arrepentidos que ya decían ellos que de eso tan bueno no daban tanto.

Les prometieron el oro y el moro y hasta un trencito volador.

Pendejos los que le creyeron a semejante estafador, y como no nos pongamos las pilas, de nada servirá el llanto.

Como para todo tienen excusas y espejo retrovisor, además tienen de defensores de oficio bodegas en las redes y a un escribidor, ni esperanzas de que asuman alguna responsabilidad, culparán a Duque, a Uribe o alguna otra imbecilidad.  

No contentos con desplumar los gansos para arropar sus vanidades,

ahora quieren matarlos para sacarles los huevos de oro y saciar su ambición.

Ahogar a la empresa privada con impuestos y meterle manos a Ecopetrol, y gastar sin misericordia lo que se debe pagando supuestas deudas ancestrales.

No valdrá el decrecimiento de la Minminas Vélez, ni los Ave Marías de Schubert cantados por la Boreal.

Porque la clavada si no hacemos nada, viene porque viene, y mañana será demasiado tarde para ponernos a llorar.

Si nos pasa lo que ya les ha pasado a tantos, es forzoso llegar a la triste conclusión.

Que no es tanto que seamos un pueblo bonachón, Sino que somos un país de gansos.