Bla, bla, bla

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Recojo hoy el pensamiento de los periodistas Federico Rampini y Federico Fubini del diario italiano Corriere della Sera, el diario más importante de Italia; así como también recojo apartes de una entrevista hecha por Sara Gandolfi, del mismo diario, a la climatóloga italiana Claudia Tebaldi. Son posiciones que van en contravía del consenso mayoritario acerca del cambio climático y se dieron en el marco de la COP26 en Glasgow y del G20 en Roma. Las reproduzco porque comparto sus planteamientos.

La activista Thunberg utilizó una expresión que posteriormente fue reproducida por el Primer Ministro inglés Johnson: no más bla, bla, bla. Pero cuando se apagaron las luces y los micrófonos y se agotó el champagne, el resultado de la cumbre climática fue más bla, bla, bla.

El consenso entre los periodistas y la climatóloga, es que la ausencia de China hace inocuo cualquier acuerdo. China es el mayor productor de CO2 del mundo con un 28%, que es más que lo producido por los Estados Unidos y Europa juntos. Los malpensantes creen que la estrategia de Xi Jinping de participar por teleconferencia –algunos la llaman la diplomacia de la silla vacía- tenía como propósito no dejarse presionar porque es consciente de que la solución al problema del CO2 está en manos chinas.

El discurso de emisión cero de la China tropezó con una realidad: la economía china se mueve con hidrocarburos, especialmente carbón que mueve el 60% de la actividad industrial. El carbón es el más contaminante de todos los hidrocarburos, y la China consume más carbón que todo el resto del mundo junto. De hecho con la crisis energética por la que está atravesando, ha reactivado minas de carbón que habían sido abandonadas. China no está dispuesta a sacrificar la estabilidad política, económica y social para alcanzar metas de des carbonización impuestas desde afuera. De hecho el G20 le da la razón al clasificarla como país en vía de desarrollo y darle más tiempo para alcanzar las metas que se han autoimpuesto los países desarrollados. Sabemos con certeza que las metas no se lograran. Realismo ambientalista.

China para asegurarse de que la agenda ambientalista la dicta ella, se ha apropiado de muchos de los metales raros y elementos necesarios para la industrialización verde. Esto sugiere que China ve el tema ambiental realmente como una guerra estratégica por la posición dominante para adueñarse de las nuevas tecnologías.

Por otro lado, las naciones firmantes del Acuerdo de Paris deben reportar a la ONU cada cinco años sus avances en la consecución de las metas, y a la fecha 162 naciones han reportado que están fracasando.

La realidad es que los 197 gobiernos que participaron en el COP26 le exigen a sus ciudadanos y a sus empresarios cambios en hábitos de consumo y producción, que a la postre no saben si funcionarán. La climatóloga Tebaldi dice sin tapujos que es la ciencia la que tiene que encontrar la solución atrapando el CO2 atmosférico para que no haga daño. Dice que es la única opción realista, y en esto coincido con ella. Pedirles a los ciudadanos y empresarios que alteren radicalmente sus estilos de vida no va a funcionar. Además, la ciencia y la tecnología deben lograr que las energías renovables sean realmente una opción. La evolución de las fuentes de energía es que nos hemos movido a fuentes de energías más limpias, y esto es exactamente lo que estamos experimentando, y hay que aplaudirlo pero sin tanto drama. El arma del miedo fracasa cuando se estrella con una realidad más inmediata.

Tebaldi dice que debemos adaptarnos a los desastres naturales cada vez más frecuentes, y compara el impacto en New Orleans de los huracanes Karina en 2005 e Ida este año, como prueba de que ya lo estamos haciendo. Adaptación es la clave.