Incertidumbre es la sensación que genera a muchos colombianos la nueva estrategia del Gobierno para aprobar el acuerdo de paz, el discurso de Humberto De La Calle es incoherente, al insistir que se trata de uno nuevo, los ciudadanos no olvidan que mientras la elaboración del primer acuerdo duró más de 6 años, el segundo tardó apenas un mes, lo que quiere decir que la realidad es otra y que el acuerdo presentado ante el Congreso es el mismo, pero con ajustes que no cambian su esencia. Por lo tanto, debe someterse a las reglas impuestas por la Corte Constitucional, es decir, someterse a plebiscito.
A pesar de ello, el Gobierno decidió someter a referendo el mismo acuerdo ante el Congreso, situación que flagrantemente es ilegitima, lo que ha generado sentimientos de impotencia y frustración en los que apoyaron el No, incluso a algunos que apoyaron el Sí. A Los colombianos nos limitaron a observar cómo el Congreso -liderado por toda la maquinaria gobiernista- aprueba el acuerdo a pesar de haber ganado el No.
Esto podría producir efectos nefastos y devastadores en la democracia colombiana, los acuerdos ya están refrendados por el Congreso, pero ahora eso es lo de menos, pues lo verdaderamente importante es su implementación, el Gobierno tiene un reto enorme y para enfrentarlo no solo debe analizar el contexto político de hoy, sino el de mañana, ya que muchos ciudadanos quieren la paz, pero no a las Farc, esto significa que las Farc no pueden contar con todos los votos de quienes se inclinaron por el Sí. Hecho que desequilibrará la balanza notablemente para las elecciones presidenciales del 2018, la mayoría de colombianos no se imagina a “Timochenco” o algún integrante del partido político de las Farc como presidente de la República, además en sus mentes pasea el fantasma del socialismo venezolano o cubano, esta coyuntura va a ser aprovechada por los partidos de la derecha, los cuales se van a ver fortalecidos con los votos de miles de colombianos que quieren la paz, pero no el socialismo y tampoco a las Farc, no olvidemos que somos una sociedad católica y apostólica, y por esa esencia muy conservadora, lo más seguro es que los conservadores, el Centro Democrático y por ahora tímidamente Cambio Radical, aprovechen está trabazón para unificar la derecha y tratar de sacar un candidato único a la Presidencia, así las cosas tendremos nuevamente un gobierno de derecha, el cual va a intentar asfixiar la implementación de los acuerdos de paz, lo que generaría la modificación de muchos puntos que hoy el Gobierno y las Farc catalogan como inmodificables, situación que podría desencadenar inconformismo por parte del partido político de las Farc acusando al Gobierno del incumplimiento de los acuerdos.
Razón le asiste a “Timochenco” al pedir una presidencia interina para la paz, él es consciente de estos riesgos. Lo único que hoy está claro es que la paz cada día se ve más enredada, todo esto generado por la equivocada decisión del presidente Santos al tratar de evadir la responsabilidad política de la paz, los acuerdos podían haber sido aprobados por el Gobierno sin plebiscito, pero la capacidad visionaria que tiene el Presidente le advirtió que si salía mal la paz le correspondía asumir sus costos políticos, lo que significaría que los errores del acuerdo le serían imputables a él, por ello quiso endosarle esa responsabilidad al pueblo poniéndoles a decidir y si salía mal el acuerdo de paz la culpa sería de los ciudadanos que votaron por el Sí, pero con lo que nunca contó el Presidente fue con el resultado del No, ahora le tocó asumir toda la responsabilidad del proceso de paz, sumándole la presión de un premio Nobel de Paz el cual puede pasar a la historia como el más merecido o el más injusto premio otorgado.