Años bisiestos: ¿fatalidad o coincidencia?

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Una mirada a las tragedias históricas vinculadas con los años bisiestos

En el trasfondo aparentemente inocente de un año bisiesto, se esconde una curiosa y enigmática relación con eventos trágicos a lo largo de la historia. Estos años, que incorporan un día extra en el calendario cada cuatro años, han sido testigos de acontecimientos que van desde desastres naturales hasta eventos humanos impactantes.

El origen de la creencia en la mala fortuna asociada con los años bisiestos se pierde en la bruma de la historia. Aunque científicamente son un simple ajuste necesario en el calendario para mantenerse sincronizado con las estaciones, muchos mitos y supersticiones han rodeado a estos años. Algunos incluso han llegado a considerarlos como portadores de tragedias.

Históricamente, los años bisiestos han sido testigos de desastres naturales devastadores. En 1755, el terremoto de Lisboa, uno de los más mortales de la historia, ocurrió en un año bisiesto. De manera similar, el terremoto de México en 1985, que dejó miles de muertos, también tuvo lugar en un año bisiesto. Aunque estos eventos son explicados científicamente, la coincidencia temporal ha alimentado las leyendas sobre la conexión entre los desastres y los años que traen en febrero 29 días.

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La historia también registra eventos significativos en años bisiestos que han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva. La trágica muerte de Julio César en el año 44 a.C. ocurrió en un año bisiesto. Más recientemente, en 2016, el mundo lamentó la pérdida de figuras icónicas como David Bowie y Prince, quienes fallecieron en ese año, además en este mismo año ocurrió la tragedia del avión que transportaba a los integrantes del equipo de fútbol ‘Chapecoense’ que por fallas técnicas se estrelló en sector de Cerro Gordo, donde murieron 71 personas incluyendo jugadores, periodistas, cuerpo técnico y tripulación. 

Sin duda, el inicio de la década del 2020 ha sido marcado por la pandemia del coronavirus, un acontecimiento global que ha cobrado vidas y ha dejado una huella indeleble en la historia reciente. Al menos 2867 personas han perdido la vida y 84124 han sido infectadas hasta el momento, según los datos.


El 1 de marzo de 1932 fue raptado el hijo de del piloto estadounidense Charles Lindbergh del cual se pago rescate por su liberacion y aun asi no fue devuelto a sus padres hechos ocurridos durante año bisiesto.

Este sombrío listado de tragedias en años bisiestos nos remonta a eventos que han sacudido al mundo a lo largo de la historia. En 1616, un año que resonó en las letras universales, vio la partida de dos gigantes literarios: William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra. Aunque sus muertes se atribuyen al mismo día, el 23 de abril, las diferencias en los calendarios de la época añaden un matiz interesante a esta coincidencia.

En 1792, durante otro año bisiesto, la guillotina fue presentada en Francia, convirtiéndose en un símbolo sombrío de la Revolución Francesa. Más de 16,000 cabezas rodaron bajo su filo, marcando un periodo de terror político. Este mismo país fue testigo en 1812 de la desastrosa campaña militar de Napoleón en Rusia, un episodio que marcó el declive del Imperio Francés.

El fatídico año 1912 presenció el trágico hundimiento del Titanic, un desastre que cambió para siempre las normas de seguridad en la navegación marítima. En 1932, el secuestro y asesinato del hijo de Charles Lindbergh conmocionó al mundo, y el culpable fue ejecutado en otro año bisiesto, 1936.

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“No quisiera recordar nada de esa noche”, dice Luis Albeiro Valencia mientras paradójicamente pone cruces en el Cerro Chapecoense con imágenes de las 71 personas que el 28 de noviembre de 2016 fallecieron allí en un accidente aéreo que enlutó al fútbol y marcó para siempre la vida de los habitantes del municipio de La Unión.


El conflicto armado de la Guerra Civil Española estalló en 1936, desencadenando una cruenta batalla que preludió los eventos de la Segunda Guerra Mundial. En 1940, Auschwitz fue construido, convirtiéndose en uno de los símbolos más oscuros del Holocausto nazi.

Los Juegos Olímpicos de Munich en 1972 también fueron escenario de una tragedia, cuando once atletas israelíes fueron secuestrados y asesinados por un grupo terrorista palestino. En el ámbito nacional, el inicio de la dictadura militar en Argentina en 1976 dejó un legado de terrorismo de Estado y desapariciones.


Estos eventos dolorosos, repartidos a lo largo de los años bisiestos, plantean interrogantes sobre la casualidad y la naturaleza cíclica de las tragedias. Aunque la ciencia descarta cualquier conexión intrínseca entre los años bisiestos y los desastres, la historia sigue siendo testigo de momentos oscuros que han marcado la humanidad, independientemente del calendario. ¿Coincidencia o un recordatorio de la fragilidad de la vida y la sociedad? La respuesta sigue siendo tan esquiva como el propio tiempo.

Cuando el astrónomo Sosígenes se enfrentó a este dilema, pareció encontrar un método para salir del atolladero sin grandes complicaciones. Estableció que el día duraba 365 y 6 horas, es decir, un día y cuarto, por lo que, al cabo de 4 años, simplemente había que sumar un día, de ahí el año bisiesto.  


¿Mito o Realidad?
La conexión entre los años bisiestos y las tragedias es, sin duda, enigmática, pero los científicos y expertos en estadísticas descartan la posibilidad de una causalidad real. Atribuir desastres y eventos trágicos a un día adicional en el calendario cada cuatro años parece más una coincidencia que una ley cósmica.


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