Juan Muñoz, psicólogo influencer con más de 266.000 seguidores, comparte consejos sobre el manejo de conflictos y discusiones de manera asertiva.
En la vida cotidiana, nos encontramos con una serie de conflictos, grandes y pequeños, que a menudo intentamos evitar. Ya sea corrigiendo a un amigo que opina sin filtro, soportando las exigencias de un jefe, o incluso decidiendo qué serie ver en familia, estos conflictos pueden generar tensión y crispación.
Por supuesto que esto también se da en las relaciones amorosas. Según datos del portal Statista.com, en Colombia se han registrado 89,957 divorcios desde enero de 2020 hasta septiembre de 2023 . Muchos de estos son consecuencia de discusiones o de la incapacidad de resolver diferencias entre la pareja. De hecho, la ley colombiana reconoce el divorcio sin culpa, siempre que el matrimonio esté irreparablemente roto.
Le puede interesar: Alta participación y mucha policía
Evitar una discusión puede tener el efecto colateral de elevar la tensión latente entre nosotros y la persona con la que estamos interactuando, aumentando la presión como en una olla exprés. Sin embargo, vivir tratando siempre de no discutir ni tener conflictos puede ser contraproducente, según explica el psicólogo Juan Muñoz, conocido en Instagram como @psicologeria.
Le puede interesar: Drácula, el vampiro que inmortalizó Bram Stoker
Aunque sigamos ‘pateando la lata’ (el problema) hacia adelante, volveremos a encontrarla tarde o temprano en nuestro camino, mientras que ‘la olla exprés’ (la tensión emocional acumulada) podría acabar por explotarnos en la cara. Es preferible afrontar en vez de evitar.
“El problema es que muchas personas han crecido con la convicción de que es mejor pasar las cosas por alto que provocar un conflicto”, señala Muñoz, psicólogo formado en terapia conductual, individual y de pareja, y dedicado a la atención clínica de adultos y la formación de profesionales sanitarios.
Por eso es probable que en alguna ocasión, estas personas “hayan pedido perdón por algo que sabían que no era su responsabilidad; hayan aplazado una conversación que consideraban importante por miedo a lo que pudiese ocurrir después; o hayan dicho que sí cuando en realidad querían decir que no”, según explica.
Debido a una falta de herramientas de comunicación para poder discutir de manera asertiva y respetuosa, también es probable que algunas personas hayan pasado por la experiencia de haber discutido con alguien y que se les haya ocurrido la respuesta perfecta, horas después, ya de vuelta en su casa, añade Muñoz.