Dolor, pobreza y olvido: a nueve meses de la tragedia de Tasajera

En el lugar de la desgracia, la comunidad gestionó la construcción de un mural en memoria de los fallecidos.

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Este martes 6 de abril se cumplen 9 meses de la tragedia de Tasajera, corregimiento de Puebloviejo, Magdalena. Los sobrevivientes y familiares de las víctimas mortales sienten el dolor más vivo que nunca y siguen pasando necesidades. Hay heridas que aún no cicatrizan y el sufrimiento por aquel fatídico accidente -que recuerdan como si fuera ayer- los atormenta todos los días.

Por: César Barrera Palomino.
Periodista de EL INFORMADOR.



El 6 de julio de 2020 ocurrió la desgracia que les estampó una aflicción perpetua. 45 personas murieron y al menos 19 resultaron heridas. Ese día se volcó un camión cisterna cargado de gasolina en el kilómetro 47 de la vía Ciénaga – Barranquilla. A los pocos minutos del percance, la noticia se propagó por todos los barrios de Tasajera, donde los vecinos se convidaban unos con otros para llegar hasta el sitio del suceso. Fueron más de 4 kilómetros los que recorrieron desde el peaje en busca de unas cuantas pimpinas de gasolina con el fin de venderlas, sin imaginar que muchos no regresarían y que tendrían que obedecer al llamado de la muerte. 

Carmela Mejía Rodríguez y su esposo Julio Castillo, perdieron en la tragedia a su hijo José Enrique Castillo Mejía, de 19 años.
Carmela Mejía Rodríguez y su esposo Julio Castillo, perdieron en la tragedia a su hijo José Enrique Castillo Mejía, de 19 años.
A nueve meses de aquel siniestro las necesidades en el corregimiento son incluso peores que antes, pues varias familias dependían económicamente de las personas que fallecieron. Los sobrevivientes de la tragedia también cargan su cruz. Algunos por necesidad han tenido que desobedecer las recomendaciones de los médicos, como por ejemplo: no tener exposición solar directa por al menos dos años. Según cuentan, han tenido que salir a trabajar bajo el sol para poder llevar el sustento a sus hogares. Otros, por su parte, han recibido apoyo de amigos y familiares para que no salgan a exponerse.

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En el lugar de la hecatombe, la comunidad gestionó la construcción de un muro en memoria de los fallecidos. El mural ubicado en el sitio que ahora es un campo santo tiene un paisaje de fondo, en el centro un ojo enlagrimado, un sentido mensaje y los nombres de las víctimas con sus respectivas fotos.

Sobrevivientes cuentan sus historias

Jorge Orozco, un vendedor de 28 años, quien trabaja cerca del peaje de Tasajera, es uno de los que pudo salvarse del incendio del camión cisterna. Estuvo inconsciente e intubado por 22 días en UCI en Bogotá y le hicieron 10 cirugías en sus piernas. Este hombre cuenta que decidió sacar gasolina por necesidad, y que en el momento de la emergencia tuvo que cruzar la carretera corriendo con llamas en su cuerpo hasta que fue auxiliado.

Jorge Orozco, vendedor, sobreviviente de la tragedia.
Jorge Orozco, vendedor, sobreviviente de la tragedia.

Orozco hace un llamado a los gobernantes. “No hemos recibido ningún tipo de ayuda. Yo quisiera que nos colaboraran con un trabajo en el que no nos tengamos que asolear tanto, eso es lo que más quisiéramos porque tenemos hijos que mantener. Al ver que estoy así tengo que trabajar porque los ‘pelaos’ lloran en la casa por las necesidades”.

Por su parte, Tomás Durán Barrios, pescador de 32 años, relató a EL INFORMADOR que estuvo muy cerca de la muerte. En el accidente sufrió quemaduras en los brazos, la espalda y las piernas. Se recuperó en Valledupar en un tiempo de 3 meses y 9 días. Desde ese momento, su vida no volvió a ser la misma. Actualmente no puede trabajar y también sufre por la crisis económica.

Tomás Durán Barrios, pescador, sobreviviente.
Tomás Durán Barrios, pescador, sobreviviente.
“Yo estaba pescando. Decidí ir al camión porque necesitaba para comer. Cuando pasó eso yo sentí la presión de aire primero, fue algo fuerte y absorbí el olor, pero como tenía pasamontañas no me pasó nada. Al rato vino la candela. Me quemé los brazos, la espalda y las piernas”, contó a EL INFORMADOR.

Tomás Durán expone que nunca antes había sentido un dolor así. “Eso era terrible, la gente pedía auxilio y como estaban todos tan cerca del fuego, los que iban a ayudar tenían miedo también de quemarse. Eso fue fatal, fue muy rápido y doloroso. Mis dos hijos han sido la mayor motivación para seguir adelante. A mí me gustaba la calle y el desorden, ya eso cambió. En el momento no estoy haciendo nada. Al comienzo cuando estaba en el hospital nos dieron ayudas, ya después se fueron olvidando de uno”, concluyó.

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Jesús David Camacho Muñoz, de 19 años, quien es otro de los sobrevivientes, expresó a EL INFORMADOR que ese día iba a pescar y al pasar por la carretera vio el camión volcado. Decidió coger gasolina para poder llevarle la comida a su hijo. Este joven, sueña con estudiar Sistemas y se siente agradecido con Dios por su vida. Sobre el dolor que sufrió por las quemaduras en su cara y sus piernas, dice que eso no se lo desea ni a su peor enemigo.

Jesús Camacho Muñoz, pescador, sobreviviente.
Jesús Camacho Muñoz, pescador, sobreviviente.
Camacho recordó paso a paso su vivencia. “Cuando se prendió volteé la cara, pero no pude correr más porque la candela es más rápida. Me caí y cuando me paré ya estaba todo pelado. Yo miraba a los amigos míos pidiendo ayuda y eso. Corrí hacia el monte. Me encontré con un señor y él nos montó a todos los ‘pelaos’ en un carro blanco y nos llevó hasta el hospital. Ahí era un sufrimiento ver a mis amigos llorar, hasta yo mismo. Me subieron a cirugía, me llevaron a Barranquilla, y gracias a Dios estoy aquí otra vez”, dijo.

El calvario de los familiares

El barrio La 40 fue uno de los que más habitantes perdió. Fueron cerca de 22 víctimas mortales las que residían en ese sector, que nunca más volvió a ser el mismo. La alegría se apagó. Los familiares viven con el dolor y dicen que ha sido insuperable. Todos los días recuerdan el suceso que acabó con la existencia de las personas que aman. Y es que hasta el más fuerte llora cuando de perder un ser querido se trata.

Jorge Luis Guerrero Castillo perdió a sus tres hijos en el accidente.
Jorge Luis Guerrero Castillo perdió a sus tres hijos en el accidente.

Jorge Luis Guerrero Castillo, de 53 años, narró a EL INFORMADOR con su voz entrecortada y casi sin fuerzas, que ha tenido que aguantar cuatro dolores en menos de un año, pues en el incendio perdió a sus tres hijos: Jorge Luis Guerrero Viloria, Juan Carlos Guerrero Viloria, y Jesús Joaquín Guerrero Viloria. Este hombre recientemente también perdió a su madre. A pesar de todo el sufrimiento, sigue trabajando para sostenerse y sus nietos lo motivan a continuar la lucha.

“Siento un dolor grandísimo por mis tres hijos. No tengo fuerzas para hablar. Ellos me colaboraban. Yo me rebusco con marañitas. Mis nietos están pequeños. Estoy sufriendo porque mi mamá murió el 3 de febrero. Son cuatro dolores que llevo por dentro. Le pido a Dios que me dé fuerzas. Pa’ lante es pa’ allá. Yo con lo que me gano ayudo a mis 8 nietos. Ellos siempre preguntan por su padre. Yo los abrazo y les digo que soy su papá también. Su papá está en el cielo, pero yo soy el segundo”, aseguró Guerrero.

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En otra humilde vivienda del barrio La 40 también hablaron personas que perdieron a dos jóvenes familiares. Este es el caso de Petra Luz Ortiz López, madre de Adalberto Díaz Ortíz, quien murió a los 23 años, y también la situación de Clara Inés Díaz Ortiz, madre de Luis Miguel Marín, menor fallecido de 17 años.

Petra Ortiz López, madre de Adalberto Díaz Ortiz, fallecido.
Petra Ortiz López, madre de Adalberto Díaz Ortiz, fallecido.
“Mi hijo era el que nos ayudaba. Esto me ha dolido mucho. Él salió al carro volcado por necesidad. Él no tenía para darle nada a la mujer que estaba en el hospital. Me duele mucho porque es mi hijo. Cuando veo sus fotos yo lloro mucho. Estamos pasando necesidad”, contó entre lágrimas Petra Ortiz.

Clara Díaz Ortiz, madre de Luis M. Marín, menor de 17 años, fallecido.
Clara Díaz Ortiz, madre de Luis M. Marín, menor de 17 años, fallecido.

Su hija Clara Díaz Ortiz, madre del joven Luis Miguel Marín, fallecido a sus 17 años en una clínica en Barranquilla días después del accidente, recordó que el día de la tragedia ella estaba en el Hospital de Ciénaga atendiendo a su cuñada. Allí presenció la llegada de decenas de heridos, entre ellos su hijo.

“Vi a mi hijo en una moto, me lo llevó un amigo y lo bajaron todo quemado. Yo le pregunté hijo mío ¿tú qué fuiste a buscar a ese carro? Y él me respondió, la necesidad que estamos pasando con usted porque no está trabajando y mi papá no le da. Yo quería terminar mis estudios para irme para la Marina para hacerte tu casa, me dijo”, citó Clara Díaz.

“A mi ‘pelaíto’ le dio un paro el 11 de julio de 2020 a las 9:00 de la mañana. Estuvo 5 días luchando. El médico me había dicho que de pronto me quedaba mocho de un pie, y yo le pregunté si no le podía colocar el mío, él me dijo que no. Él tenía afectaciones del 90 % y después bajó a 70 %. Me le salió humo en los pulmones. Yo cuando llego y veo las fotos le digo que me hace mucha falta”, agregó Clara Díaz.

Los testimonios de los padres que perdieron a sus hijos en la tragedia son totalmente desgarradores. Para ellos, han sido nueve meses de desconsuelo y tormento. Algunos de los afectados cuentan que se opusieron a que sus hijos salieran ese día a buscar gasolina en el camión, pero la necesidad los venció.

Manuel Salvador Núñez y su esposa Elizabeth Rodríguez, padres de Jesús David Núñez, joven de 20 años, fallecido.
Manuel Salvador Núñez y su esposa Elizabeth Rodríguez, padres de Jesús David Núñez, joven de 20 años, fallecido.

Manuel Núñez, de 66 años y su esposa Elizabeth Rodríguez Fernández, de 61 años, son los padres de Jesús David Núñez, un joven de 20 años, quien también murió. Ambos se han dado apoyo, pero al recordar la tragedia, las lágrimas los derrumban y el corazón se les rompe. El papá de Jesús David cuenta que no pudieron despedirse de él, y que tuvo un mal presentimiento cinco minutos antes de conocer la noticia del incendio. Doña Elizabeth Rodríguez narra que ella le había insistido anteriormente a su hijo que no fuera a carros volcados y agrega que él tenía pensado prestar el servicio en el Ejército.

“Él estaba durmiendo y un amigo lo llamó. Él se levantó y se fue. Antes de conocer la noticia de la tragedia yo tuve como un presentimiento. Yo estaba en el patio y me corrió en la mente como si me avisaran que el carro se iba a prender y que para que se salvaran debían cubrirse con chalecos de guineo verde para que no se quemaran. Yo me quedé en la casa y a los cinco minutos nos vinieron a avisar lo que pasó”, reveló Núñez.

Por su parte, Carmela Mejía Rodríguez, de 57 años, madre de José Enrique Castillo Mejía, joven de 19 años, cuenta que él soñaba con ayudarles a mejorar su casa y tenía pensado irse para el Ejército el día que ocurrió la desgracia. “Yo le dije mijo no vayas. Él salió y no lo volví a ver. Él se iba para el Ejército ese día. Mi hijo me ayudaba. Él soñaba con ayudarme a terminar la casa”, contó Mejía.

Vea el documental sobre la tragedia de Tasajera:


Carmen Ariza, de 28 años, perdió a su esposo Jorge Guerrero, también a dos de sus hermanos (Álvaro Ariza, de 26 años y Carlos Ariza, de 20 años). Asimismo, perdió a dos cuñados. “Eso fue una tragedia muy dolorosa que me dejó marcada para toda la vida. Yo estaba durmiendo con mi esposo cuando a él vinieron a llamarlo porque se había volcado el carro. La necesidad los hizo salir. Lo hicieron para darles a sus hijos para comer”, señaló Ariza.
Carmen Ariza perdió a su esposo, a sus dos hermanos y a dos cuñados.
Carmen Ariza perdió a su esposo, a sus dos hermanos y a dos cuñados.
“Jorge Luis Guerrero, mi esposo, tenía 28 años y era vendedor de almojábanas en el peaje. Cuando él salió ese día no me había podido dejar plata para el desayuno. Él me dijo que le pidiera prestado a mi mamá y que él me lo devolvía y lastimosamente no lo volvimos a ver”, manifestó.

“Mi corazón quedó cicatrizado para toda la vida. Esperamos apoyo. Yo hice dos cursos y no he podido encontrar un trabajo. Estudié manejo de caja registradora, soy impulsadora y me gradué también de Primera Infancia. No nos abandonen, miren siempre a Tasajera, es un pueblo muy abandonado. No nos olviden”, pidió Carmen Ariza.

Desolación en el barrio La 40 de Tasajera, ubicado a un costado del peaje. Al menos 22 de las 45 víctimas mortales residían en ese sector.
Desolación en el barrio La 40 de Tasajera, ubicado a un costado del peaje. Al menos 22 de las 45 víctimas mortales residían en ese sector.

A casi un año de la catástrofe, familiares de las víctimas viven un calvario, no solo por el dolor que les quedó, sino también por la crisis económica que atraviesan y el olvido en el que se encuentran. Muchos fueron beneficiados con mercados al inicio, no obstante, afirman que actualmente no reciben ayudas.

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