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El padrino: una historia de supervivencia y crimen

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Cuando salió de la imprenta en 1.969, El padrino, la novela de Mario Puzo, fue vista por la crítica norteamericana (y aún así se le considera) como otra obra que tocaba la intimidad de la mafia americana, organización criminal convertida en un dolor de cabeza para los Estados Unidos.

El éxito fue tan grande que pronto, en 1.972, fue llevada al cine con la dirección de Ford Coppola, convirtiéndose en una de las mejores películas de la historia; la saga continuó con otras dos filmaciones igualmente excelentes, taquilleras y reveladoras.

La violencia, la muerte y todo el dolor que causa esa organización afincada en Nueva York son relatados con todo detalle por Puzo a través de la obra, con absoluta brutalidad. El poder visible que capturan y los medios empleados para someter a las autoridades y a la sociedad son parte de la trama que Hollywood mostró hace cuarenta años.

No obstante, en el trasfondo de la obra se revela la dramática realidad de quienes escapan de un mundo violento y desigual para afrontar otro peor abordándolo con los mismos métodos que conocen bien y temen en demasía.

En la vida real, los inmigrantes que llegaban a Nueva York se agrupaban en guetos según su origen étnico, cultural o religioso, en parte para facilitarse la vida y en parte para defenderse de los grupos criminales ajenos a ellos que explotaban de todas las maneras posibles a esos recién llegados, esos que además desconocían cómo funcionaba la anhelada América, ese paraíso soñado por ellos que era en realidad un infierno peor del que huían.

Paradójicamente, esos inmigrantes terminaron sufriendo las desgracias de la mano de sus propios paisanos, de quienes creyeron les defenderían. Además de los italianos, existían mafias de irlandeses, judíos, estadounidenses y de otras etnias que tenían territorios y negocios definidos los cuales no pensaban compartir con unos extranjeros casi indigentes.

Los mafiosos ven en la prohibición del alcohol una fuente de dinero al igual que el juego, la prostitución, la trata de obreros y la infiltración de sindicatos. Más tarde, infiltran negocios legales como la construcción, recolección de basuras y distribuciones comerciales; también tomarían el control de todas las actividades ilegales que tienen lugar en sus territorios, perfectamente demarcados entre las familias más poderosas.

Para el inmigrante común ajeno a esas situaciones, era el infierno sin redención; para el mafioso, la supervivencia violenta se transformó en un lucrativo modo de vida al que tienen que rendirse sus indefensos compatriotas de la barriada, las otras mafias locales, Nueva York y luego los Estados Unidos.

El personaje central de la novela, Vito Andolini, apenas empezando su adolescencia huye de Sicilia hacia Nueva York como muchos italianos los hicieron en esa época por diversas razones, encontrando un mundo diferente al que esperaba; el sueño americano fue una pesadilla para ellos. Se agruparon en la Piccola Italia, en donde se instaló Vito Corleone, nombre que adopta al entrar a los Estados Unidos; el protagonista debe enfrentar a los matones de barrio que atemorizaban a todos.

Fanucci, miembro de la Mano Negra que la emprendía contra italianos decentes e indefensos, termina asesinado por Vito, quien había desplazado de su trabajo por un sobrino del matón y extorsionado por éste luego de su primer negocio; por ese crimen gana acatamiento en su comunidad y pronto se convierte en un Don, "hombre de respeto", defensor de los inmigrantes desamparados, ayudado por otros jóvenes malhechores que sobrevivían a punta de crímenes.

La empresa criminal que surge a partir de este punto entra después al mundo legal, en el cual se enfrenta la dualidad de la violencia de Santino, heredero natural del imperio Corleone, y la visión de una vida honesta de Michael, americanizado y ajeno a los negocios de su familia, y quien al final, frío e implacable, resulta tomando las riendas de "la familia" tras el asesinato de su hermano mayor, la muerte de su padre y el peligro de los otros capos; su hermano Freddo era un imbécil buenavida y Connie, como mujer, no podía tomar las riendas de la organización.

Se muestra también el dilema de Don Corleone cuando las otras familias mafiosas de Nueva York deciden entrar al negocio de las drogas, con el que no estaba de acuerdo por la eventual respuesta de la sociedad y las autoridades norteamericanas, lo que conduce a una guerra entre ellos que al final la gana Michael, asesinando a los demás jefes el día del bautizo de su sobrino

La novela cuenta la historia de un personaje que hace respetar a sus conciudadanos de quienes los atropellaban por ser extranjeros, desposeídos e indefensos; hace numerosos favores que siempre termina cobrando; se defiende de sus colegas mafiosos, y organiza negocios lícitos e ilegales también.

La imagen de esos personajes ante la sociedad anglosajona es la de unos granjeros ignorantes que se visten de gala pero tienen odiosas y condenables costumbres ajenas a ese país, olvidando que ellos mismos tenían sus propias mafias que se tomarían más tarde los poderes formales, contra lo cual Don Corleone no luchaba pero sí se aprovechaba por la compra de conciencia. Esto, sin contar otras mafias de "mayor respeto" que se van mostrando a través de la saga. Cuarenta años después, nada ha cambiado.