Diosdado Cabello Rondón nació el 15 de abril de 1963 en El Furrial, un pequeño pueblo en el estado de Monagas, Venezuela. Desde joven, mostró una inclinación por la disciplina y el orden, lo cual lo llevó a unirse a la Academia Militar donde se graduó como ingeniero en 1987.
Durante su juventud, se involucró en actividades militares, desarrollando un carácter fuerte y una lealtad inquebrantable hacia sus compañeros y superiores. Esta lealtad y su habilidad para liderar lo llevaron a ser una figura clave en el movimiento bolivariano que surgió en los años 90.
En tanto que, Hugo Chávez, líder de la Revolución Bolivariana, siempre fue un estratega político que entendía la importancia de la percepción pública y la unidad dentro de su movimiento. Aunque Cabello fue uno de sus más cercanos colaboradores y un miembro clave del régimen, optó por designar a Nicolás Maduro como su sucesor. Las razones detrás de esta decisión fueron múltiples:
Cabello tenía una imagen de hombre fuerte y, a menudo, era visto como un líder militar más que como un político carismático. En contraste, Maduro, con su experiencia sindical y su retórica más moderada, como una figura más conciliadora, capaz de mantener la unidad dentro del chavismo y negociar con la oposición si fuera necesario.
Aunque Cabello tenía una base de poder considerable dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Chávez temía que su carácter y estilo de liderazgo pudieran crear divisiones internas. Maduro, por otro lado, fue percibido como un candidato que podía mantener la cohesión entre las diversas facciones del chavismo.
Chávez también consideró las relaciones internacionales en su decisión. Maduro, con su experiencia como ministro de Relaciones Exteriores, tenía contactos y habilidades diplomáticas que podían ser cruciales para la estabilidad del régimen en un momento de creciente presión internacional.
A pesar de no haber sido escogido como sucesor se consolidó como una de las figuras más influyentes dentro del chavismo. A lo largo de los años, se ha ganado el apodo de el hombre de las ideas debido a su capacidad para articular y defender la ideología bolivariana. A través de su programa de televisión Con el Mazo Dando ha sido una voz importante para movilizar a las bases del PSUV y criticar a la oposición y a los enemigos del régimen.
Su papel como presidente de la Asamblea Nacional Constituyente y su control sobre gran parte del aparato de seguridad del Estado le han permitido influir en las políticas y decisiones clave del gobierno mostrándolo como el guardián de la revolución.
Por otra parte, el problema del fraude electoral en Venezuela es complejo y tiene raíces profundas en el sistema político. De solucionarse y que se posesione el presidente legítimo escogido por el pueblo debe de manera urgente: Implementar una reforma electoral que garantice la independencia del Consejo Nacional Electoral (CNE), la transparencia en el proceso de votación y el acceso equitativo a los medios de comunicación para todos los partidos políticos.
Mientras tanto, continuar con la presión internacional a través de sanciones y medidas diplomáticas para aislar al régimen y fomentar un proceso de transición democrática. La comunidad internacional debe exigir la llegada del nuevo presidente como condición para el alivio de sanciones y el restablecimiento de relaciones diplomáticas normales.
Luego, como presidente en funciones, derogar la actual Constitución y mientras se convoca a la asamblea volver a traer la anterior Constitución Política para que regrese el equilibrio de poderes de forma inmediata.
En síntesis, el futuro de Venezuela y de Diosdado es incierto y depende en gran medida de la evolución de la situación política. Hoy tiene orden de captura en Estados Unidos por narcotráfico y es una de las torres del dictador para mantenerse en el poder. Por eso, intuyo que existen varios escenarios posibles para Cabello: el suicidio, el exilio o la cárcel por muchos años. De Venezuela estoy seguro surgirá desde las cenizas.