Desde que se comenzó a agravar la situación de derechos humanos en Venezuela bajo el régimen de Nicolás Maduro he considerado que representa un desafío significativo para la comunidad internacional. En mi opinión, la violación sistemática y reiterada de derechos fundamentales, la represión política, la crisis humanitaria y el debilitamiento de las instituciones democráticas han generado un escenario de gran preocupación en la región y en el mundo.
Bajo este planteamiento, opino que el problema central radica en que la ONU no está abordando eficazmente las violaciones de derechos humanos y de dignidad humana en Venezuela, no promueve el respeto por estos derechos ni contribuye a la solución de la crisis política y social en el país. O, la Organización se hace la de la oreja mocha.
Por supuesto, la situación ha sido objeto de múltiples informes y análisis por parte de organismos internacionales, incluyendo la propia ONU. Entre los principales problemas que pude identificar en esta investigación traigo los más relevantes. Primero, los abusos por parte de las fuerzas de seguridad pues han sido acusadas de violaciones de derechos humanos, incluyendo detenciones arbitrarias, tortura y ejecuciones extrajudiciales. Segundo, la oposición política ha sido objeto de persecución y hostigamiento, incluyendo la detención de líderes políticos, restricciones a la libertad de expresión y el debilitamiento del sistema judicial. Tercero, la crisis económica ha generado una situación de escasez de alimentos y medicinas, lo que ha llevado a un deterioro de la salud pública y a un éxodo masivo de venezolanos hacia países vecinos.
Entonces, me surge el siguiente interrogante: ¿Cómo puede la Organización de Naciones Unidas abordar de manera efectiva las violaciones sistemáticas y reiteradas de derechos humanos y dignidad humana en Venezuela bajo el régimen de Nicolás Maduro?
Para resolver el interrogante, creo firmemente que la Onu debe fortalecer sus mecanismos de monitoreo y documentación de violaciones de derechos humanos, incluyendo la colaboración con organizaciones de la sociedad civil y organismos regionales. Además, debe promover la adopción de sanciones selectivas contra individuos y entidades responsables de violaciones de derechos humanos, asegurando que estas medidas no afecten a la población en general. Asimismo, debe incrementar su apoyo a medidas de protección para defensores de derechos humanos, periodistas y líderes políticos que son objeto de represión y persecución.
Adicionalmente, debe liderar los esfuerzos internacionales para proporcionar asistencia humanitaria a la población venezolana, incluyendo el acceso a alimentos, medicinas y servicios de salud. También, debe apoyar y facilitar el diálogo y la negociación política entre las partes en conflicto en Venezuela, promoviendo una solución pacífica y sostenible a la crisis. Y, por último, debe ordenar inmediatamente elecciones libres y transparentes para elegir al presidente de la República y al poder legislativo.
En síntesis, la situación en Venezuela ha experimentado un agravamiento progresivo en términos de respeto y protección de los derechos humanos desde la consolidación del régimen de Nicolás Maduro. El deterioro de las instituciones democráticas, la represión política, la crisis económica, el éxodo de sus ciudadanos y la emergencia humanitaria han generado un contexto en el que los derechos fundamentales de la población venezolana se ven constantemente amenazados. Ante este escenario, la Organización de Naciones Unidas enfrenta el desafío de abordar de manera efectiva las violaciones de los derechos humanos y de la dignidad humana en el país.
Pienso que la Onu, como principal organismo internacional responsable de la promoción y protección de los derechos humanos, tiene la capacidad y la responsabilidad de actuar en respuesta a esta situación. Por eso creo firmemente que tiene un trabajo fundamental por hacer para garantizar el respeto y protección de los derechos humanos en ese país.
Para concluir, he visto con preocupación que el presidente Petro vaya tantas veces al vecino país a reunirse con Nicolás Maduro. ¿Qué puede necesitar una democracia seria y sólida como la colombiana de una burda dictadura?