Y la imaginación se hizo realidad

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



No sé si los realizadores de cine o los escritores imaginan cosas que los científicos traducen a hechos reales, o si aquellos ya conocen los avances antes de su publicación; muchísimas veces la ciencia ficción se ha adelantado a las invenciones. No solamente Leonardo Da Vinci ideó aparatos que se adelantaron varios siglos, ni Julio Verne fue el siguiente en dar rienda suelta a su imaginación.

La novela “Yo, Robot” de Isaac Asimov, 1950, predijo los carros autónomos cuando la electrónica ni siquiera se asomaba a las fábricas de automóviles. El multifacético escritor ruso predijo la Inteligencia Artificial, el uso de robots para tareas peligrosas y el uso de nuevas formas de energías. Muy pronto, los carros autónomos llenarán calles y carreteras al modo de KITT, “El auto fantástico”, una serie de televisión de los años 80. “Viaje a las estrellas”, otra serie televisiva de los años 60 ya planteaba el uso de una especie de teléfono celular años antes de que Martin Cooper, ingeniero de Motorola, desarrollara el primer móvil. “La guerra de los mundos”, publicada por HG Wells en 1898, inspiró a Robert Goddard para la creación de cohetes de combustible líquido, después usados en el proyecto Apolo que, junto con el aporte de Werner Von Braun, llevaron al hombre a la luna. La descripción de las naves espaciales invasoras fue referencia para que Goddard, en 1926, enviara el primer cohete de combustible líquido al espacio.

En “Stars Wars”, Anakin y Luke Skywalker observan al planeta Tatooine girando alrededor de 2 estrellas gemelas, Tatoo I y Tatoo II. En 2011 investigadores del Instituto SETI registraron el movimiento de un planeta similar a Saturno girando alrededor de 2 soles; se le bautizó como Kepler-16 B. Johnatan Swift predijo las 2 lunas de Júpiter, Deimos y Fobos, basado en las teorías de Kepler planteadas en el siglo XVII. Para ese entonces los instrumentos ópticos no captaban objetos tan pequeños cercanos a los planetas.

¿Fue espejo mágico de “La bella y la bestia” el antecesor de las videollamadas? “2001 Odisea del espacio” muestra interesantes predicciones: computadores parlantes (¿Chat GPT?), dispositivos asombrosamente similares a las actuales tablets, satélites geoestacionarios (ya en 1945 Clark, coautor de la película, los había planteado), estaciones y transbordadores espaciales. En 1974, Clark predijo las computadoras personales, la interconexión entre ellas y el teletrabajo. 

El submarino aparece como una idea de Leonardo Da Vinci en el siglo XVI; aun cuando hubo intentos previos bastante rudimentarios y limitados, Jules Verne publicó en 1970 su famoso libro “Veinte mil leguas de viaje submarino”, en el que un sumergible eléctrico similar a los actuales llamado Nautilus al mando del capitán Nemo recorre muchos mares; algunas predicciones son la escafandra de buceo y las máquinas para producir aire respirable. “De la Tierra a la luna”, escrito en 1865, y “Alrededor de la luna” describen con asombrosa precisión el viaje hacia nuestro satélite natural de tres caballeros que parten de un lugar cercano a Cabo Cañaveral; la nave ideada por Verne es similar a la del Apolo 11, la velocidad de partida es casi la misma, el tiempo del trayecto hacia la luna fue de 4 días, ambas naves llegan al Mar de la Tranquilidad (que es un cráter arenoso) y amarizan en la misma zona del Océano Pacífico, cerca de Hawái, donde son rescatados.  

Dentro de las predicciones de Verne, hay una significativa. Su primera novela de ciencia ficción “París en el siglo XX”, impresa en 1994, no fue publicada en vida del genio francés. Pierre Hetzel, editor, la rechazó por “demasiado pesimista”. Esa novela auguraba una sociedad masificada, dominada por banqueros, funcionarios y tecnócratas, donde la población vive en rascacielos de cristal, usa trenes de alta velocidad, pero ignora el arte y la cultura, y en la educación las humanidades fueron sustituidas por las disciplinas científicas. El pesimismo de Verne se nos volvió realidad.