El Eccehomo de Borja

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Se convirtió en la pintura más famosa del mundo después de su restauración, si así se le puede llamar, hace diez años. En 1930, el profesor Elías García Martínez elaboró para el Santuario de la Misericordia de Borja una pintura al óleo sobre un muro seco, al parecer inspirado en una obra de Guido Reni, o quizás de William French; es un pequeño cuadro de 60 x 44 centímetros Inicialmente considerada de poca importancia artística y bajo valor económico, cobró fama mundial luego de un intento de restauración realizado por una parroquiana, Cecilia Giménez Zueco.

García Martínez solía vacacionar en Borja, Zaragoza; graduado de la Escuela de Bellas Artes de Valencia, era profesor en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Zaragoza y dictaba la cátedra de Dibujo de Adorno y Figura. En uno de sus asuetos en Borja pintó su Ecce Homo en una pared interior del santuario, quizás para agradar al párroco. No hubo un alistamiento previo del muro, y directamente pintó al óleo; técnicamente no era un fresco. Con el tiempo y la humedad, la figura se fue deteriorando al punto en que ya no era reconocible el rostro y posiblemente no sería recuperable. Cecilia no trabajaba la figura humana, el rostro o las manos; era paisajista aficionada y restauradora de puertas antiguas. Cuando inicia su trabajo contaba con 81 años y probablemente una demencia en curso, hoy avanzada. Hacía no mucho, una empresa de vinos le había encargado a Cecilia pintar un rostro del Ecce Homo para su publicidad. El trabajo fue un éxito y por ello, según Cecilia, el ayuntamiento le encargó restaurar esa deteriorada pintura. Pero no hay documentación que lo corrobore.

Armada de buena fe y escasa técnica pictórica, emprendió su trabajo. Parece que Cecilia no lo había culminado cuando alguien de la población lo vio en el estado en que estaba y estupefacto publicó este hallazgo en un blog cultural de Borja. Muy pronto se viralizó por todo el planeta; fue objeto de burlas, memes y hasta una ópera bromista compuesta por Andrew Flack. Los noticieros divulgaron la noticia, los programas de humor hacían su agosto y la crítica artística fue implacable. Mientras ella entró en depresión por todo el impacto mediático y una posible demanda por vandalismo, los curiosos de los pueblos vecinos y más tarde turistas locales e internacionales, iniciaron su peregrinaje al pueblo. A 2 euritos la entrada y unos 240.000 visitantes a la fecha, el ahora famosos santuario empezó a generar importantes ingresos para la parroquia, incluyendo el merchandising y otros derechos. Todos salieron beneficiados; los herederos de García Martínez pudieron exhibir su obra y vender bastantes de sus pinturas, y Cecilia recibió ingresos inesperados. Desde luego, el comercio local también vive una bonanza imprevista. Incluso, algunos avivatos han usado la imagen del Ecce Homo para incrementar sus ventas, pero sin pagar por los derechos de imagen; la fundación que administra los ingresos ha interpuesto las respectivas denuncias. Actualmente hay en Borja un museo dedicado a los distintos Ecce Homo.

La obra es ahora un producto global de la cultura pop. El pintor español Antonio García Villarán la considera cercana al impresionismo alemán. Arte o no, lo cierto es que se trata de la pintura más famosa del siglo XXI. Nathalia Lavigne, curadora e investigadora digital, considera que Cecilia creó algo diferente, de muchísimo más reconocimiento que la obra original. Expresa una reflexión: no tanto qué es el arte, sino donde está. Ben Davis, crítico estadounidense, cree que esa restauración está entre las 100 piezas que definieron la década de 2010. Rob Horning afirma que el meme “dio la oportunidad de satirizar simultáneamente la piedad de la religión y la pseudorreligión del arte”. Pasado el impacto inicial, Cecilia declaró que su Ecce Homo ya no le parece tan feo como al principio. Toda obra tiene distintas miradas; lo que para unos es arte, no lo es para otros.