El retorno de los cañoneros - II

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



El futbol cambió en años los 70 con la llegada de goleadores de menor estatura y corpulencia, y con el fútbol total de Holanda. Aparecen nuevas formas para anotar goles, ya el equipo, ya los futbolistas; también surgen nuevos dispositivos tácticos para neutralizarlos. La marcación a los arietes se vuelve pegajosa, les achican los espacios, y las defensas contrarrestan la efectividad a los cañoneros; sus números decaen. Se apela entonces a figuras como el “media punta”, el volantero, el pivote o el falso nueve buscando el posicionamiento de otros jugadores en el lugar de anotación; inclusive, algunos técnicos colocan a dos delanteros de área para confundir a los contrarios.

Varias décadas atrás, las funciones defensivas de los “nueve” se limitaban a estorbar la salida de los defensores rivales, marcarlos en jugadas con balón detenido y poco más. Las evoluciones tácticas y las nuevas exigencias obligan a disponer de jugadores multitareas con magnifica preparación física y mental; resalta ahora el entrenamiento intensivo técnico y táctico, el análisis de los rivales y la maximización de los recursos propios. Por ejemplo, Bilardo le ponía vigilancia personal a cada delantero y siempre dejaba un defensor libre para apoyo y relevos; cada jugador rival tenía un marcador personal específico, y este debía perseguir permanentemente a su presa; buscaba anular a los futbolistas más hábiles, entorpecer el juego contrario, recuperar el balón y atacar rápidamente. La concentración resulta vital.

Los paradigmas cambian continuamente. Los esquemas viran a representaciones novedosas de juego con 1, 2 o 3 delanteros: hay muchos condicionantes. En la final del mundial de clubes de 2011, Pep Guardiola prescinde de los delanteros para sustituirlos con volantes multifunción y el Barcelona golea al Santos de Brasil 4 a 0. Simplemente ajustó el sistema para neutralizar al rival y en particular a Neymar, figura en ciernes, enloqueciendo a las marcas contrarias para dejar volantes libres en posición anotadora. Actualmente, a los cañoneros modernos los técnicos les asignan nuevas tareas y responsabilidades. Escasos, sí; regresan renovados, tan implacables y necesarios como siempre.

Los goleadores nunca se acabaron. Los torneos de clubes y los mundiales han sido vitrina para los mejores delanteros centrales de muchos países. En Brasil se mostraron Roberto Dinamita, Careca, Bebeto, Romario y Ronaldo. Por Argentina, Kempes, Batistuta, Valdano y Agüero. Italia presentó a Chinaglia, Rossi, Schilacci y Di Natale; Suecia, a Ibrahimovich. Polonia mostró a Lato, y México a Hugo Sánchez; Inglaterra a Gary Lineker, Rooney y Shearer; Uruguay a Francescoli, Luis Suarez y Cavani; Chile, a Caszely, Zamorano y Alexis Sánchez. El holandés Marco van Basten era sinónimo de goles; en la temible Alemania Rummenigge, Völler y Klinsmann alegraron las tribunas. África tuvo grandes cañoneros: Weah, Milla, Belloumi, Eto´o, Kanouté, Ben Barek y Drogbá. Actualmente, Aubameyang y Salah rompen redes contrarias en Europa. Ucrania mostró a Shevchenko. Francia ha sido tierra fértil de cañoneros: Fontaine, Henry, Cantona y Trezeguet se destacaron en sus tiempos; actualmente, Benzema, Mbappé, Giroud y Griezmann se presentan frecuentemente en el marcador. El listado de arietes es enorme, los estilos distintos, con sistemas y épocas cambiantes. Colombia ha tenido una importante cosecha: el Tren Valencia, Muriel, Bacca, Zapata, Asprilla, Valenciano y, claro, el Tigre Falcao García, nuestro mejor delantero y uno de los mejores goleadores de la historia.

Un “nueve” moderno, además de tener condiciones innatas de goleador, debe ejercer distintas funciones y asumir más responsabilidades: capacidad goleadora y asistencias, juego asociativo y obligaciones defensivas; en otras palabras, primero jugador y luego goleador. La preparación física y psicológica deben ser impecables; técnica, resistencia, potencia, velocidad, sorpresa, anticipo y frialdad, características infaltables. Cuando se juntan estos factores, los clubes pagan millonadas por tenerlos en sus filas. Es el caso de Benzema, Lewandowsky, Lukaku, Kane, Lautaro Martínez, Timo Werner o Firmino. Ahora despunta una nueva estrella: Herling Haaland, llamado a romper muchos récords; pero el noruego no estará en Qatar 2022 ¿Qué sorpresas nos traerá el próximo Mundial?