Medicina del futuro

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Merecen total respeto y reconocimiento nuestros antecesores, cuyos inventos y descubrimientos motivaron admirables avances que sentaron las bases de la medicina actual. Sin ellos, hoy ejerceríamos a ciegas y adivinando, como en el pasado. El ejercicio médico pasó de la magia y la imaginación a la asombrosa decodificación del genoma humano. Jeringa y aguja hipodérmica, vacunas, antibióticos, rayos X, aspirina, anestesia, estetoscopio, asepsia, trasplantes o procesos diagnósticos entre millares de inventos y descubrimientos provocaron maravillosos progresos, especialmente en la segunda mitad del siglo XX, época del mayor avance conocido.

En este siglo, lo imaginario se hará realidad. La farmacogenética anuncia terapias individualizadas con máxima eficacia y mínimos o nulos efectos adversos. La genoterapia minimizará la incidencia de enfermedades como la obesidad o la diabetes; las infecciones causadas por superbacterias serán fácilmente controlables; métodos novedosos lograrán el diagnóstico precoz y la cura del cáncer. Aumentará la expectativa de vida de países desarrollados; las naciones pobres seguirán resignadas al hambre, desnutrición, infecciones o enfermedad coronaria, secuelas del tabaquismo, alcoholismo o drogadicción.

Las tecnologías móviles, telemedicina, inteligencia artificial, big data, computación cuántica y biosensores facilitarán la gestión de grandes bases de datos y redes neuronales, con retroalimentación y optimización de recursos que perfeccionarán la atención del paciente. La historia clínica interactiva será totalmente robotizada, universal y predictiva; se podrá consultar y actualizar desde cualquier centro de atención en el mundo; la confidencialidad será fundamental. El seguimiento al paciente estará fuera de los consultorios; la fotografía móvil de alta resolución y los biosensores portátiles junto con tecnologías móviles alimentarán continuamente esa historia clínica; la inteligencia artificial diagnosticará muchas patologías con altísima precisión y rapidez. Las estrategias preventivas saldrán de esas enormes bases de datos, facilitando el ejercicio médico. El error humano será casi nulo.

La cirugía, robótica y automatizada, será mucho más precisa; el “data driven” guiará los brazos y la inteligencia tanto humana como artificial, trabajarán conjuntamente minimizando errores y maximizando la eficacia. La anestesia quirúrgica controlará al tope los efectos de los anestésicos y la protección fisiológica. Las máquinas inteligentes, dirigidas por anestesiólogos informáticos, integrarán autónomamente la monitorización y la administración de nuevos medicamentos con la medición no invasiva de sus efectos y la continua determinación de los niveles de medicamentos confrontando los hallazgos con la farmacología y la genética del paciente data mediante conexiones neuronales a la big data, optimizando el manejo transoperatorio. La medición objetiva del dolor estará muy cerca; la determinación de los biomarcadores y la medición de la transmisión nerviosa serán de uso común (“bed side”), económicas y confiables para tratar el dolor, dosificando medicamentos mucho más eficaces y seguros; los métodos invasivos tenderán a desaparecer. Estos, a su vez, estarán ajustados a cada paciente. Las intervenciones, mucho menos invasivas, más eficaces y precisas.

El diagnostico basado en inteligencia artificial, big data y tecnología robótica, sea bioquímico, nuclear o radiológico, tendrá máxima precisión. El genoma será pieza clave; los biochips suministrarán información en tiempo real a computadores cuánticos conectados mediante celulares a los profesionales e instituciones que almacenarán y utilizarán todo el conocimiento médico disponible. La detección precoz de enfermedades disminuirá significativamente las intervenciones terapéuticas. Los ciborgs y superhumanos serán reales y comunes.

La medicina, pues, avanzará a niveles astronómicos. Pero estos desarrollos conllevan costos que se deben solventar. Si bien la tecnología cubre cada vez más aspectos clínicos, sociales, preventivos o terapéuticos y ha cambiado favorablemente los perfiles epidemiológicos en las sociedades que la han implementado, es fundamental considerar muchos aspectos éticos y bioéticos, así como el debido equilibrio entre las necesidades de los pacientes y el costo de la innovación con las exigencias sanitarias y posibles conflictos jurídicos sobrevinientes: el marco regulatorio y la justificación médica frente a la demanda de servicios, las posibilidades de pago por parte de los aseguradores y otros cuantos problemas que se avizoran. Urge definir estos aspectos antes de que, literalmente, la tecnología nos atropelle. Por último, ¿cómo serán los médicos del futuro?