Prohibido para la realeza

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Pueden disfrutar diariamente de banquetes celestiales, pero en la cotidianidad la realeza británica no se desborda en comidas exquisitas. Dice Darren Mc Grady, ex chef del Palacio de Buckingham, que la familia real británica tiene ciertas restricciones alimentarias. Quizás los Windsor carecen de plena libertad para pedir comida chatarra, comer calentao o, simplemente, disfrutar de un sencillo arroz con huevo.

El protocolo para la realeza británica es muy estricto; cuando están “de servicio”, esto es, dando vueltas por el mundo en actividades poco productivas, hay alimentos que les prohíben comer. Los productos del mar, especialmente las ostras, podrían causarles intoxicaciones; no las consumen en actos públicos, especialmente en el extranjero, pues los microorganismos podrían llevar al hospital o a la tumba al resignado heredero de Elizabeth II o a su descendencia. Sin embargo, Carlos, el príncipe eterno, fue fotografiado recientemente despachándose los apreciados moluscos en un festival inglés. Los cocineros reciben instrucciones precisas: la carne cruda (“raw meat”) del tartar o el carpaccio está prohibida a menos que sea preparada por sus chefs personales. Son estrictos los controles al ganado, aves, mariscos y peces son rigurosos, desde el origen hasta el consumo, pasando por la adecuada conservación; todo estará certificado. Las carnes deben estar bien cocinadas. Un reto colosal para los cocineros: carnes muy preparadas pero tiernas al mismo tiempo.

Tampoco beben agua embotellada extranjera ni procedente del grifo, que en Inglaterra es de excelente calidad y la sirven gratis en cualquier restaurante; bueno, los británicos menosprecian todo lo foráneo. La familia real viaja con sus propias botellas de agua para evitar posibles intoxicaciones. El líquido se extrae de pozos profundos en Hampshire y se empaca en recipientes originarios de Burdeos; cada unidad de 750 mililitros vale £7, actualmente unos $35.000. Ajo y cebolla están totalmente prohibidos; no son vampiros, pero existe el riesgo de un “eructo real”; se debe evitar cualquier interacción incómoda con familiares y visitantes. Los picantes estarán ausentes en los banquetes reales; las pastas con tomate no se sirven en los convites palatinos dado el riesgo de salpicaduras en los impecables vestidos. El foie gras, por el maltrato animal, fue prohibido en la casa real británica.

Entonces, ¿qué comen? Afirma Carolyn Robb, la ex chef de William y Kate que las comidas reales son bastante frugales; la propensión al ahorro de la familia real es reconocida. Carlos ordena preparar el muy británico “sheppherd pie” cuando sobra cordero de la cena. En alguna ocasión la reina devolvió a la cocina medio limón que no usó para que fuese aprovechado en otra preparación; igual que en nuestras casas. El reciclaje y el aprovechamiento de los sobrantes también es propio de nuestros hogares; casi nada termina en el basurero. Tampoco cenan con carbohidratos, poca azúcar, y las porciones en los platos son relativamente pequeñas. El sistema de órdenes reales del Reino Unido, reconocimiento a proveedores reales por más de 5 años, controla todo lo que llega a las despensas y cocinas. Es ese sellito que aparece en ciertos productos británicos (“By appoinment to her Majestic the Queen”) puede ser estampado en las etiquetas de los surtidores oficiales de la realeza; son los favoritos de la reina. Los mortales podemos comprar esos productos en cualquier mercado a precios asequibles; son 800 proveedores y el listado se actualiza mensualmente.

Comen salmón, ensaladas frescas, frutas, sánduches, leche, carne de vaca y de caza proveniente de los cotos reales y vegetales de sus propios cultivos. Nada extraordinario, ciertamente. Las galletas acompañan al “five o´clock tea”; Earl Grey Twinings, principalmente. Naturalmente, hay otros tés disponibles. Antes, un Dubonnet o una ginebra cerraban la noche; hoy, solo consumen agua y refrescos. Como buenos británicos, no se destacan por su refinado paladar ¿Serán estas las razones de la extrema longevidad y la prodigiosa salud de Elizabeth II? Ante tal panorama, ¿tienen alguna opción Carlos y William de ceñir la corona? ¿Qué sucede en las demás casas reales?