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De la Globalización a la glocalización: agricultura de proximidad.

Columnas de Opinión
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Desde hace decenios, ecólogos como Ramón Margalef, H. T. y Barry Commoner han propuesto que la economía humana debería imitar la «economía natural» de los ecosistemas.
La naturaleza, «la única empresa que nunca ha quebrado en unos 4.000 millones de años», según el biólogo Frederic Vester, nos proporciona el modelo para una economía sustentable y de alta productividad.

Pero, para ello es preciso…conocerla…para aprender de ella el manejo que hace de los residuos y de la energía solar… que promueva la agricultura de proximidad, cuyo propósito es: “reconectar el campo y la ciudad, impulsando la producción, distribución y consumo de alimentos ecológicos, estacionales y de proximidad; promover la compra pública de alimentos con criterios de proximidad, ecología y comercio justo que contribuya a la reducción del derroche alimentario mediante los ciclos de distribución cortos; (…) impulsar los huertos urbanos de autoconsumo y los jardines alimentarios; reconocer la función social del campesinado a través del apoyo a bancos y ferias de intercambio de semillas y la promoción de la producción ecológica en los mercados municipales y en los mercados de campo; poner en marcha campañas informativas sobre productos locales agroecológicos”, entre otras.

De acuerdo con Reichmann Jorge, “vivimos dentro sistemas mal adaptados, sistemas humanos que encajan mal en los ecosistemas naturales. Este problema de estructura exige una reconstrucción de la tecnosfera de acuerdo con principios de biomímesis. Los ecosistemas naturales funcionan a base de ciclos cerrados de materia, movidos por la energía del sol. (…) En esta economía cíclica natural cada residuo de un proceso se convierte en la materia prima de otro: los ciclos se cierran. Por el contrario, la economía industrial capitalista desarrollada en los últimos dos siglos, considerada en relación con los flujos de materia y de energía, es de naturaleza lineal: los recursos quedan desconectados de los residuos, los ciclos no se cierran”.

Es por ello, por lo que, en este momento de crisis generada por la pandemia, el Pacto Ecosocial del sur plantea que “es prioritario desarrollar políticas que apunten a la redistribución de la tierra, del acceso al agua y una profunda reforma a las políticas agrarias, alejándose de la agricultura industrial de exportación con sus efectos ambientales y sociales nefastos”.

Lo que nos permitiría, además, según Erika González, investigadora del Observatorio de Multinacionales en América Latina, “una reducción drástica de las emisiones de CO2 y del consumo energético, transformar el sistema de energía para no basarse en grandes superficies de producción energética, sino favorecer otro tipo de modelo energético más localizado, más adecuado a los consumos territoriales. Y cambiar radicalmente el modelo de producción y consumo y transformar radicalmente el sistema comercial globalizado, en el que en la fábrica mundo cada pieza es producida en un sitio diferente y vendida en otro”, vale decir, en una economía de proximidad.