Más costumbres extrañas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



México celebra el día de los muertos, sincretismo entre las tradiciones prehispánicas y las conmemoraciones cristianas. Del 1° al 2 de noviembre, mientras en buena parte del mundo la tristeza despunta, una fiesta multicolor se toma todo México; “El culto a la vida es también culto a la muerte.”, escribió Octavio Paz.
El reencuentro con los difuntos se inicia el 28 de octubre, destinado a los fallecidos trágicamente, el 29 a quienes murieron ahogados; 30 y 31 a los niños no bautizados o a quienes carecen de dolientes; el 1° es el día de los niños muertos y el 2 el de los adultos fallecidos. Diego Rivera inmortalizó a la Catrina, hoy emblemática; calaveras, dulces, comida, desfiles, cempasúchil (flor de los muertos), altares desde modestos hasta suntuosos en los que aparecen el pan de muerto, las comidas favoritas del difunto, imágenes del fallecido, cruz de semillas y frutas, velas, agua y muchos más elementos. Alcohol y música no faltan; finalmente, se trata de una fiesta.

Tailandia realiza un espectacular festival tradicional: el Loi Krathong, llamado también Festival de luces flotantes, o Ríos de luz. Según el calendario budista, durante la luna llena del duodécimo mes lunar (que suele ser en noviembre) se celebra el fin de la época de lluvias en homenaje a Mae Khongkha, diosa de las lluvias; les agradecen todo lo bueno dejando atrás todo lo malo. Pequeños barcos iluminados y miles de globos surcan ríos, lagos y estanques creando “serpientes de luz”, juntando lo espiritual con lo ornamental. Con otra estética y distintos rituales, las Fallas (Falles) de Valencia van del 15 al 19 de marzo; realmente, comienzan el último domingo de febrero con la crida (pregón). Llamadas también fiestas josefinas o festes de Sant Josep, son celebradas en honor a San José, patrón de los carpinteros, quienes iniciaron la fiesta quemando los parots, estructuras de madera ya inservibles. Hoy, convertidas en bellas representaciones, los artistas falleros crean elaboradas figuras con diversos materiales sostenidas por una estructura de madera con escenografía crítica y satírica. El 19 de marzo, después de desfiles y celebraciones variadas, cabalgatas, músicas, fuegos artificiales y otras más, tiene lugar la cremà (quema), ya no de trastos viejos sino de espectaculares representaciones, que se llevan consigo lo malo del año anterior.

De dientes artificialmente afilados, los miembros de la tribu indonesia mentawai se aguzan los dientes desde los 6 hasta los 18 años, una tradición llamada matatá que, se supone, aleja a los malos espíritus; la celebración anual de esta tradición se acompaña de tatuajes, desfiles, disfraces y banquetes. Los amantes de piercings serían felices en el thaipusam, de Malasia. Miles de peregrinos que llegan a las cuevas Batu participan de una procesión que porta al dios Muruga o Kartikeya. Estas personas se colocan piercings, se practican todo tipo de perforaciones con varas de hierro en todo el cuerpo, principalmente en mejillas, lengua, brazo, pecho o espalda con afiladas agujas o ganchos en los que cuelgan ofrendas: frutas o recipientes con leche. La tribu Sateré mawe tiene un doloroso y peligroso ritual de iniciación para los jóvenes que llegan a los 18 años: consiste en meter las manos en un guante llenos de hormigas tucanderas, cuya mordida es la más dolorosa que existe. Algunos chicos mueren mientras padecen dolor intenso.

Las mujeres mursi de Etiopía lucen platos de arcilla o madera en sus labios que, desde pequeñas les van ensanchando desde los 13 años hasta obtener tamaños impensados; esa marca social se acompaña de peinados con ornamentos como aros metálicos y telas. Los hombres lucen elaborados dibujos pintados con tiza blanca por todo su cuerpo. La dunga, una batalla ritual, permite a los jóvenes elegir a su esposa y ganar el respeto de los demás.
Apostilla: Es interminable el listado de rituales y usanzas. Pero las aberrantes costumbres de muchos de nuestros gobernantes ya ni siquiera son extrañas; se volvieron tradiciones.