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Ni antropocentrismo …ni teocentrismo

Columnas de Opinión
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Así es la lógica de la cosmovisión del modelo ecológico, que nos demuestra que cualquier ecosistema físico o humano, funciona adecuadamente, sólo si, se articulan equilibradamente sus dos ejes constitutivos, y que cuando no se mantiene este equilibrio, los ecosistemas, se debilitan, se contaminan o colapsan…

El teólogo brasilero Leonardo Boff, afirma que la Libertad Humana -libre albedrío- y la Dimensión del Misterio son los ejes constitutivos del ecosistema humano de la dimensión trascendente del hombre, de manera similar a como la Singularidad Humana y la Dependencia Afectiva, señala el psiquiatra colombiano Luis Carlos Restrepo, son los ejes constitutivos de los ecosistemas humanos de la esfera de lo privado, como la familia, por ejemplo, y la Libertad Económica y la Justicia Social son los ejes constitutivos de los ecosistemas humanos de la esfera de lo público, como lo son los modelos de desarrollo de los países del orbe; y de igual manera, de forma análoga a como la Diversidad y la Dependencia son los ejes constitutivos de los ecosistemas físicos.

En efecto, afirma Boff, lo que caracteriza lo humano es la polaridad, no la polarización, vale decir, el equilibrio entre sus dos polos o ejes que lo constituyen, uno individual y otro colectivo, pero, como “la razón no sabe cómo mantener la polaridad… se ve obligada a una opción: o Dios o el Hombre”.

Es por eso, que también aquí…en esta esfera trascendental del hombre, como en la pública… domina la polarización…que devora a nuestras sociedades modernas. Dicha polarización, en la dimensión trascendente, consiste en centrase primordialmente en alguno de los dos ejes… si el énfasis es en el eje de la Libertad Humana…se restringe la percepción al antropocentrismo; y si se centra en el eje del Misterio…se limita la visión al teocentrismo. Es preciso, entonces, armonizar las acciones de los dos ejes para garantizar la polaridad…que es el sustento del modelo ecológico. Así funciona la naturaleza…así hemos aprendido de ella…algunas cosas…y nos quedan muchísimas otras por comprender, las cuales son el objeto de estudio de la biomímesis, la nueva ciencia que busca desentrañar el funcionamiento de los ecosistemas naturales para aplicarlos, por analogía, a los ecosistemas humanos.

Así las cosas, la vida humana es enteramente obra del hombre…y enteramente obra de Dios…ni lo uno ni lo otro aisladamente, sino entre ambos, el hombre con su don natural de la Libertad Humana…elige…pero, debe saber elegir…, y para ello debe dejarse orientar por el eje del Misterio, el cual provee los principios o pautas de desarrollo humano o pautas de conducta humana “inscritas por Dios, en la conciencia…o corazón del hombre, centro de decisiones” donde también reside la Libertad Humana, de acuerdo con lo afirmado por el jesuita doctor en teología Tony Mifsud, de manera similar a como en la naturaleza se encuentran inscritas leyes naturales, como la ley de la gravitación universal desentrañada por Newton.
Por un lado, los principios están claros…para el filósofo mexicano Carlos Llanos Cifuentes, “el cenit cultural de las normas humanas de conducta se encuentran reunidas en el decálogo bíblico, (…) que no son meras prohibiciones o normas voluntariamente impuesta por Dios, sino que están relacionadas con el desarrollo de la persona, (…)”. Los cuales deben servir de orientación para vivir guiándonos por esos principios o leyes naturales.

Por su parte, la Libertad, la cual nos es otorgada como semilla, y por tanto, nos corresponde la colosal tarea de desarrollarla, para garantizar la polaridad, con esfuerzos personales y decisiones para ajustar nuestro comportamiento a dichos principios, pues, si no desarrollamos esta capacidad, como es nuestro deber, entonces, no podremos “tomar decisiones…bajo el señorío de la razón, […sino que lo harán las poderosas fuerzas restrictivas…] del determinismo de las tendencias instintivas, sentimientos, emociones, pasiones, costumbres, ego e intereses […individuales…haciendo nugatorios los principios e inútil la oración agradeciendo e implorando sabiduría]”, afirma Pérez Mercado.

Solo desarrollando la Libertad y ajustando nuestro comportamiento a los principios…se mantiene la polaridad y la primacía del Misterio, pues como dice Boff, a pesar de que “el hombre tiene la terrible capacidad de decir no al mismo Dios…y Dios se hace vulnerable desde el momento en que existe una Libertad creada, se reafirma la primacía absoluta del Misterio al pasar a ser la razón de la razón y no su angustioso limite”, y se evita, de esta manera, la polarización y el reduccionismo facilista propio de las limitaciones humanas.