Una oportunidad de cambio

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Víctor Corcoba Herrero

Víctor Corcoba Herrero

Columna: Algo Más que Palabras

e-mail: corcoba@telefonica.net



Quizás, la pandemia del Coronavirus CoVID-19, sea un momento para la reflexión, una llamada al cambio de actitudes, un modo de revivirse de otra manera, una oportunidad para renacer bajo otros espacios y otras atmósferas más respetuosas con la naturaleza y con la propia vida de cada cual.
Llevamos años reivindicando empleos sostenibles, crecimientos diferentes a los actuales; y, sin embargo, poco o nada hacemos al respecto. Desde luego, la vida es para tomársela en serio y cada uno de nosotros ha de ser el asistente de su análogo, o sea, de todos los demás que precisen de nuestro incondicional servicio. Ya está bien de tantos dominadores, con una legión de esclavos a su capricho, puesto que lo único que les mueve es el interés propio y el de los suyos. Ahora sí que tenemos en esto una verdadera oportunidad de activar formas distintas de vida, al menos para hacer de ella una misión más compartida, entregada y generosa; pues, en el fondo, son las relaciones entre nosotros lo que nos injerta fortaleza.

La desolación que se vive actualmente en la tierra requiere de una respuesta de perspectiva conjunta. Únicamente hermanados podremos salir de esta fuerte crisis humana, acelerada por la pandemia del coronavirus Covid-19, que en principio ha propiciado una aguda desaceleración económica y un adverso ahogo humano, lo que nos requiere de un examen de cercanía, que nos haga más corazón que coraza, más poesía que poder, más silvestres que salvajes en suma. La naturaleza, a la que no hemos respetado sometiéndola a un estrés creciente, es capital para nuestra supervivencia. Lo sabíamos, pero nos hemos dejado llevar por los endiosados seres del poder, que nos han llevado a un maltrato con aquello que nos da aliento. En efecto, tan importante como detener esta deshumanización entre nosotros, es también la deforestación; no en vano, es el cuarto delito más cometido en todo el mundo, el tráfico ilegal de vida silvestre. En consecuencia, si el ser humano debe seguir siendo humano, de igual modo, lo campestre ha de continuar siendo natural. De ahí, lo vital que es pasar de una economía fría de mercado a una hacienda más respetuosa con toda existencia, ya sea de personas o de otras savias, porque para que el planeta posea una salud saludable todos sus seres vivos merecen consideración. Esta es una realidad palpable, por la cual es tan importante el marco mundial de la diversidad biológica post-2020 que se espera aprueben los países de todo el mundo este año. Sin duda, un pilar transcendente en nuestro plan de recuperación post-Covid debe ser llegar a un marco esperanzado, concreto e inclusivo, puesto que mantener esta naturaleza diversa y floreciente es un modo de sustentar y sostener también nuestra subsistencia.

Naturalmente, todos los moradores de este planeta requerimos un cambio de época, pero antes tal vez tengamos que curar heridas y darnos calor mutuamente unos a otros. Justo, en ese reencuentro de puertas abiertas, hay que desterrar de nuestra mirada el contagio de la pasividad e indiferencia, para que los niños vuelvan a ser niños, que cese el problema del paro juvenil, y que nuestros mayores dejen de sentirse en soledad impuesta. Esto sí que sería una forma de hacer un mundo más habitable y humano; puesto que si la pandemia del coronavirus es una ocasión más para construir una economía que preserve la salud del orbe. Indudablemente, será la mejor manera de despojarse de ese estado de estrés y ansiedades que solemos cobijar con nuestras individualidades. Naturalmente, lo que más tememos las personas es ser excluidas por nuestra gente y quedar aisladas; pero también es importante no dejarse llevar por el derrotismo o el pesimismo, una actitud positiva siempre es auxiliadora, y como tal, ha de estar en servicio y en donación. Cuidado con dejarnos injertar el veneno del miedo al cambio. El amor, que es un eterno insatisfecho, precisamente es el gran convertidor de mentes, de un forjar y concebir en continua revolución. ¿Por qué hemos de temerle, pues, a ese querer tan perseverante como pasional? Nadie puede ser esclavo, cuando surge una posibilidad de mudanza, hay que moverse.