Otorgada por el monarca Carlos I de España a Rodrigo de Bastidas en Valladolid, para que viniera a fundar la ciudad de Santa Marta.
Por: Álvaro Ospino Valiente
Presidente de la Academia de Historia del Magdalena
Promediando la primera mitad del siglo XVI, continuaba el proceso de poblamiento que se había iniciado en su primera etapa con las fundaciones de las ciudades hispanas en las islas del Caribe, como Santo Domingo (República Dominicana, 1496), La Habana (Cuba, 1519), San Juan (Puerto Rico, 1521) y otras más, y otras desaparecieron. Una segunda etapa se centró en las fundaciones de ciudades en el litoral de ‘Tierra Firme’ (América Central y América del Sur), para luego dejar un rosario de ciudades en los territorios internos en una tercera etapa. En la República de Colombia, Santa María la Antigua del Darién fue fundada por Martín Fernández de Enciso y Vasco Núñez de Balboa en 1510, que pronto desapareció por estar ubicada en una zona malsana, lo que le asigna el honor a Santa Marta de ser la ciudad hispana existente más antigua del país y de manera “oficial” de América del Sur, al estar autorizada por parte de la Corona española mediante una capitulación. El caso de la ciudad de Cumaná (Venezuela) su origen es un tanto confuso, revela dos fundaciones, la primera por un grupo de frailes dominicos y franciscanos en 1515 y reconstruida como Nueva Toledo en 1521, sin noticia de capitulación, sin oficialidad y fundador en definitiva conocido.
El proceso que dio origen a la fundación de la ciudad de Santa Marta abarca cuatro hitos pentacentenarios del que celebramos el segundo por esta época. El primero es la firma de la primera capitulación otorgada por el rey Carlos I a Rodrigo de Bastidas en 1521, el segundo hito pentacentenario es la capitulación de noviembre 6 de 1524, la que nos referimos hoy. Un tercer hito pentacentenario es propiamente la celebración de la fundación de la ciudad con la fecha tradicional del 29 de julio de 1525 y el último hito pentacentenario, el fallecimiento del fundador sevillano Rodrigo de Bastidas en Santiago de Cuba el 28 de julio de 1527, causado por las heridas ocasionadas durante el atentado de Pedro Villafuerte, primer alcalde de la ciudad y su grupo de conspiradores.
¿Qué es un capitulación?
Una “capitulación” es una concesión real o contrato de carácter público, mediante el cual la Corona otorgaba a un individuo denominado “adelantado” o grupo determinado, licencia para explorar, conquistar, descubrir, poblar o pacificar una región especifica a cambio que le confiriera títulos nobiliarios y dominio sobre tierras exploradas o descubiertas; este documento establecía lo que se debía cumplir. Durante los primeros años de la llegada de los navegantes españoles a estas tierras y proclamarlas como parte de su reino, fue frecuente que por la organización de las expediciones los interesados recibieran de la monarquía, entre otros privilegios, el gobierno de la nueva región incorporada a los dominios hispanos, como pago por los riesgos asumidos y lo costos que resultaban estas expediciones. Si la misión fracasaba la monarquía no asumía la pérdida económica, responsabilidad asumida por el capitulante. A raíz de la publicación de una cédula real de abril 10 de 1495, donde se invitaba a los navegantes españoles a viajar a las nuevas tierras, Sevilla se convirtió en un hervidero de aspirantes a obtener una capitulación. El navegante Rodrigo de Bastidas tuvo la fortuna de firmar cuatro de ellas en 1500, 1504, 1521 y 1524.
Primera Capitulación a Bastidas, 1500: "para descubrir islas e tierra firme a las partes de las Indias".
Es la primera obtenida por Bastidas, fechada junio 5 de 1500, que generó un hito importante: el descubrimiento de la actual costa Caribe colombiana para España. En ella capitulaba descubrir nuevas islas y tierra firme que no hubieran sido exploradas por Cristóbal Colón o que fueran de Portugal; y la Corona se quedaría con una cuarta parte de los beneficios de la travesía. Una vez restados esos importes, Rodrigo de Bastidas recibiría un primer tercio, un segundo tercio los armadores y un tercer tercio los marineros que participasen.
El sevillano sería el capitán de la expedición y contó con la compañía del marinero Juan de la Cosa, reunió una financiación, consiguió la nao Santa María de Gracia y la carabela San Antón, junto con un pequeño bergantín. Partieron en 1501 desde el muelle de las Mulas en Sevilla, pasando por Cádiz; luego de aprovisionarse de agua en la isla Canaria de La Gomera, cruzaron el océano Atlántico y atravesaron las Antillas Menores llegando a una pequeña isla Caribeña. Siguieron de largo nombrando los accidentes geográficos, golfo de Venezuela y el cabo de la Vela, siendo el primer punto de tierra colombiana tocado por un navegante español, puso ante sus ojos la bahía de Santa Marta, divisó la desembocadura del río Magdalena, la bahía de Cartagena, Cispatá, exploró el golfo de Urabá y las costas panameñas.
Las embarcaciones se deterioraron y decidió regresar a La Española, luego de una escala en Jamaica, una tempestad lo llevó a su isla destino que le obligó a repararlas, prosiguió a pie hacia Santo Domingo, dividiendo su gente en tres grupos. Allí fue acusado por el gobernador interino Francisco de Bobadilla de negociar ilegalmente con los indígenas y repartirle armas. Fue sometido a un proceso que quedó interrumpido al llegar el nuevo gobernador Nicolás de Ovando, que lo embarcó a Cádiz al regresar la embarcación para ser juzgado en España. Llegó a ese puerto en septiembre de 1502, permaneciendo bajo la jurisdicción de su corregidor, Cristóbal Velázquez de la Torre hasta que se obligó bajo fianza a presentarse en la Corte. El 3 de abril de 1503, llegó a Alcalá de Henares donde a la sazón residían los reyes católicos, acompañado por el obispo Juan de Fonseca que había apoyado su viaje, siendo recibido por un desfile triunfal en las calles. El 3 de diciembre de ese año fue absuelto de toda culpa, siendo compensado por los monarcas por sus servicios en las Indias con 50.000 maravedís anuales durante toda su vida, situados en las rentas que produjese en adelante Urabá.
Segunda Capitulación a Bastidas, 1504: “Iría al golfo de Urabá e a otras qualesquier yslas e Tierra firme del mar”.
Por la anterior aventura, Bastidas decidió convertirse en un hombre de negocios, actividad que lo convirtió en un personaje ilustre, mudándose definitivamente a Santo Domingo, siendo uno de los hombres más ricos de esa ciudad. Construyó una monumental residencia donde permaneció junto a su esposa Isabel y su hijo, adquirió otras propiedades con un gran número de criados, donde impulsó el comercio de ganado, frutas y venta de esclavos negros e indios. El 14 de febrero de 1504 nuevamente firmaba una capitulación con la Corona, para ir al golfo de Urabá o cualquier isla o a tierra firme, fuese descubierta o por descubrir; se le daba autorización para rescatar (comerciar) con los indios. Bastidas establece una sociedad comercial con Alfonso Rodríguez, que enviaría desde España cargamentos de mercaderías a Santo Domingo. Durante esa expedición organizó diversas armadas para capturar indios caribes que luego vendía como esclavos. Una de estas tuvo lugar en 1512 con dos naos, siendo un éxito económico.
Tercera Capitulación a Bastidas, 1521: “para poblar la isla de Trinidad”.
Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico había asumido el trono español en 1516. Bastidas era funcionario al servicio de la Corona española y oficiaba como almojarife en Santo Domingo desde 1519; es decir, se encargaba del cobro de los derechos que se pagaba por los géneros o mercaderías que salían del reino, por los que se introducían en él, o por aquellos con que se comerciaba de un puerto a otro dentro de España. Pidió que se le nombrar gobernador de la isla Trinidad, concediéndole una nueva capitulación en diciembre 15 de 1521 para que se encargara de su población, oficiando como gobernador y alcalde de su primera fortaleza, que no llegó a cumplir porque Diego Colón se opuso, esgrimiendo que esa isla la había descubierto su padre, Cristóbal Colón en su tercer viaje en 1498.
Ese mismo año, Gonzalo Fernández de Oviedo solicitó encargarse de poblar el territorio de Santa Marta, que fue denegada por sus exigencias. En diciembre 15 de 1521, Bastidas pidió al rey Carlos I licencia para fundar una ciudad y fortaleza en tierra firme, señalando su jurisdicción desde el cabo de la Vela hasta la desembocadura del río Magdalena; pero no pudo cumplir por su grave situación económica y la falta de personal, obligándolo a aplazar su proyecto.
Cuarta Capitulación a Bastidas, 1524: “para poblar Santa Marta”.
Es la capitulación que hoy le celebramos sus 500 años, cuando ese 6 de noviembre de 1524, el rey Carlos I y el navegante Rodrigo de Bastidas la firmaron en Valladolid; este hecho histórico es la génesis de nuestra ciudad. Le fue otorgada al navegante sevillano a pesar que Gonzalo Fernández de Oviedo la había solicitado por segunda vez. Su compromiso era venir a poblar la provincia y puerto de Santa Marta. Con ella, fue nombrado capitán y adelantado del nuevo territorio. Logró reunir el personal para su aventura, prometiendo premios y dádivas, asegurando su transporte marítimo en una nao mayor la Santiago y cuatro carabelas. Entre las principales disposiciones de la capitulación estaba asentar una población, construir una fortaleza para ocho soldados y dotarla con cuatro bombardas en los siguientes dos años.
Específicamente le ordenaban traer por lo menos cincuenta vecinos de los cuales quince fueran casados, que fueran acompañados de sus mujeres y se le facultaba para repartir los solares, aguas y tierras de dicha tierra a los pobladores durante el tiempo de seis años con el fin de consolidar la nueva población. Igualmente, la exención de alcabalas, reducción de diezmos sobre las riquezas, lo autorizaba para explotar la pesquería de perlas, el corte de palo de Brasil y guayacán, fabricar navíos, permiso para el sometimiento de los indígenas y llevar doscientas vacas, trescientos puercos, veinticinco yeguas y otros animales de cría, con el firme propósito de establecer la actividad agropecuaria; por último, se le permitía ejercer el comercio, aspecto importante para la subsistencia del nuevo asentamiento.
Los gastos generados por los preparativos de esta expedición dejaron a Bastidas endeudado con sus proveedores, que le impidió zarpar con sus hombres, enviando una avanzada de la compañía al mando del capitán Samaniegos. La fecha exacta de la fundación ha sido controvertida por algunos historiadores, pero quedó el 29 de julio de 1525 como la tradicional de su fundación. Formaban el Estado Mayor de Bastidas, el teniente Pedro de Villafuerte, el maestre de campo Rodrigo Álvarez Palomino, el contador Francisco de Vallejo; los capitanes Gonzalo de Vides, Antón de Palma, Juan de Céspedes y Juan de Rivera; los oficiales Antonio Díaz Cardoso y Alonso Martín; además el clérigo presbítero Juan Rodríguez y el contador real Juan de Ledesma. También, Juan de San Martín, Juan Bermejo, Alonso Martín, Francisco Lorenzo, Francisco de Aracena, Gaspar Gallego, Gonzalo Cabrera, Iñigo de Vasconia, Juan Blázquez, Juan de Tapia, Martín de Roa, Martín Yáñez, Pedro de Porras, Hernando y Francisco de Hoyos, Sierra de Jerez, Rodrigo de Narváez y el mercader Antonio Ponce; igualmente, Sebastián Méndez, Diego Bernal y Gaspar Mateo. Otros conocidos por sus apellidos como Montalvo, Montesino, Merlo, Barrantes, Cancino, Carrión Escobar, Ortuño, Ortiz, Pizarro, Samaniego, Serna y Triviño.