Es inocultable que debido al auge del libre mercado, de la apertura económica con todas sus consecuencias negativas, muchas cosas cambiaron en el país.
Una de ellas fueron algunas costumbres que cambiaron o han ido cambiando millones de ciudadanos colombianos, cualquiera sea su estrato social.
Por ejemplo: Ciudad capital, que se respete en Colombia, tiene dos, tres o cuatro centros comerciales. En nuestra Santa Marta del alma, existen varias.
Coloco el ejemplo de los centros comerciales porque es el más evidente del cambio de costumbre de las personas y a ellos está dedica la columna.
Apuntaba el fallecido nobel José Saramago, que "los centros comerciales son las nuevas catedrales del mundo" y siendo justos no se equivocó.
Hoy, muchísimas personas prefieren ir a un centro comercial, muchos de ellos sólo a mirar ya que los precios son altos para su menguado bolsillo; muchísimos turistas prefieren ir a esas nuevas catedrales, a mirar, a comprar, pero en lo mínimo les interesa ir a un museo, a una catedral, a algún lugar histórico.
En un centro comercial vemos a la señora que van con sus hijos acompañada de su niñera; a poderosos hombres escoltados; a ciudadanos de a pie que van a degustar así sea un helado; a visitantes asiduos que buscan cuándo hay rebajas; a niños correteando por los pasillos; a los que simplemente van diario sólo porque les gusta; la Colombia retratada de cuerpo entero.
Y la cual ha logrado para bien o para mal, que todos los entornos sociales se encuentren aunque no se saluden. Particularmente cuando voy a uno de ellos procuro no demorarme, los centros comerciales me parecen aburridos. Pero al que le guste que lo disfrute.
Mi ñapa: Inició 2015, y con ello la cascada de alzas en todos los productos. Después del mes de diciembre viene la dura realidad para millones de colombianos "Sobreviviendo" al decir de una canción de la gran Mercedes Sosa.
