"No duelen los actos de la gente mala, Me duele la indiferencia de la gente buena"
Martín Luther King.
En calidad de catedrático de la Universidad del Magdalena, como persona de bien y analista del comportamiento social y sus consecuencias, tengo que repudiar el vil asesinato que le costó la vida a la joven Silena Inés Peña Cantillo, y que mantiene bajo pronóstico reservado a Estiven Ensuncho Mejía, ambos estudiantes del Alma Mater de la cual hago parte.
Estos jóvenes, como muchos, viene de la provincia, cargados de sueños, de ilusiones, de esperanza, de anhelos de ser unos exitosos estudiantes y luego unos excelentes profesionales; mucho de ellos, quizás la mayoría, sus padres hacen grandes esfuerzos para que se haga realidad lo anhelado por sus hijos, pero desafortunadamente en algunas ocasiones, como sucedió el miércoles de la semana anterior se truncan eso grandes proyectos de vida, y todo por la descomposición social existente en esta ciudad, que hace que delincuentes, resentidos sociales y lacras de la sociedad acaben en un segundo con el sagrado don de la vida.
Se ha demostrado que en Santa Marta, vale más un celular, un portátil, o cualquier objeto que la vida misma de un ser humano, todos hemos sido víctima de este flagelo de una u otra manera, un ejemplo claro fue el de mi hijo, que hace tres meses venia de la universidad Cooperativa de Colombia y dos delincuentes lo intimidaron con armas corto punzantes y lo obligaron a darle el maletín que portaba el celular y el portátil, ante la mirada indiferente de las autoridades tanto políticas como militares, de policía y de la comunidad en general
Razón tuvo Martin Luther King en decir que no le dolía los actos de la gente mala, que son irrazonables, bochornosos y que rayan en la brutalidad o bestialidad, fruto de sus mentes esquizofrénicas y asesinas, sino que le dolía la indiferencia de la gente buena, esa gente como tú y como yo, que somos la mayoría de ciudadanos que queremos una mejor ciudad y sociedad, donde podamos vivir todos en unión y solidaridad.
Es tiempo que nos sensibilicemos, que tomemos conciencia, que la ciudad en que vivimos es nuestra, es de todos los samarios e hijos adoptivos de bien, que quieren que salga adelante, debiéramos hacer un frente común, que velemos por el bienestar de nuestros niños, jóvenes, adultos y ancianos.
Que el peso de la justicia caiga sobre estos desadaptados sociales, que no haya justicia para unos e impunidad para otros, que denunciemos a los delincuentes tanto de cuello blanco, como el simple raponero y al asesino, y con toda seguridad tendremos una mejor sociedad para nuestros descendientes. No hagamos apología al crimen, a los delincuentes, dejemos de ser cómplices con nuestro silencio, pues si seguimos así, algún día seremos las víctimas de estos desalmados. ¡Basta de indiferencia e impunidad!!
