El Burnout o síndrome del desgaste profesional en la docencia

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Escrito por:

Oscar Bravo Rojas

Oscar Bravo Rojas

Columna Sociológica

e-mail: osbraro@gmail.com


El Síndrome de Burnout (también llamado simplemente "Burnout" o "síndrome del trabajador quemado") es un tipo de estrés laboral, de carácter crónico.
Esta patología, fue descrita por primera vez en 1969 y al principio se denominó "staffburnout", para referirse al extraño comportamiento que presentaban algunos oficiales de policía de aquella época. Posteriormente, en la década de los 70, se acuñó el término que conocemos hoy en día. En 1986, las psicólogas norteamericanas C. Maslach y S. Jackson definieron el Síndrome de Burnout como "un síndrome de cansancio emocional, despersonalización, y una menor realización personal, que se da en aquellos individuos que trabajan en contacto con clientes y usuarios".(http://www.estreslaboral.info/sindrome-de-burnout.html)

En el caso de la docencia y el desgaste profesional del educador, se presenta cuando una serie de situaciones o problemáticas socioeducativas afectan su actividad en los colegios o escuelas y fuera de ellas. Desde la responsabilidad que le es dada completamente por los padres de familia, donde los estudiantes llevan sus conflictos a la misma, los bajos salarios, los pésimos servicios médicos, la falta de apoyo estatal, el desprestigio social de la profesión, las trabas para ascender en el escalafón docente, donde de nada vale tener maestrías o doctorados, sino pasa un examen y saca más de 80 queda estancado en la misma categoría y con el mismo sueldo que no es digno de un verdadero profesional, siendo los únicos empleados públicos sometidos a semejante escarnio, si a lo anterior le agregamos el caso que muy a menudo se da de persecuciones por parte de algunos de coordinadores y rectores que creen que su actividad es más policial que pedagógica, hacen que burnout, o síndrome del trabajador quemado, haga más crónico el estrés laboral de los docentes en Colombia y particularmente en Santa Marta y el departamento del Magdalena.
Las consecuencias a la anterior "presión" laboral y social no se hacen esperar, a nivel nacional se presentan porcentajes elevados de docentes con problemas psiquiátricos, síntomas de nerviosismo, incapacidad de concentrarse, olvido, depresión, problemas sicomotor como el mal de parkinson entre otros.
Hay otras manifestaciones físicas no menos importantes que las anteriores, como cefaleas, trastornos gastrointestinales, insomnios o problemas con el sueño, pérdida del apetito, enfermedades coronarías.
Las manifestaciones conductuales no se hacen esperar, como el consumo excesivo de té, café, cigarrillos, bebidas alcohólicas, sedentarismo y mala dieta alimenticia, irritabilidad violencia en algunos casos.
Finalmente las manifestaciones sociales, tienden a manifestarse en irritabilidad, impaciencia, ansiedad, exagerada hipercrítica, desconfianza y hostilidad, pues siente que su trabajo no es, ni ha sido valorado lo suficientemente ni por la institución y mucho menos por la sociedad.
Todo lo anterior lleva de hecho a las manifestaciones laborales, como el ausentismo, el cambio o traslado de institución, o finalmente el cambio de profesión por parte de este profesional de la educación.
Mi recomendación como sociólogo y docente desde hace 23 años, tanto en secundaria como en universidad, es que cuidemos nuestra salud mental, pues estoy seguro que en algún momento de nuestro quehacer docente hemos sufrido momentáneamente de este síndrome, pues de hecho las condiciones laborales no son las más optimas, pero necesitamos cada día una mente positiva, alegre ,mirar el lado amable de las cosas, hacer pausas activas en nuestras vidas y tener siempre en cuenta lo más importante que ser educador es un apostolado, es imitar al maestro de los Maestros.



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