El man de a pie

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ricardo Villa Sánchez

Ricardo Villa Sánchez

Columna: Punto de Vista

e-mail: rvisan@gmail.com



"Oiga, no se preocupe tanto por El Tiempo y fíjese por la gente que está llevada" Jaime Garzón.

El ícono del Man de a pie. Para escribir acerca de este personaje real, sea mujer u hombre, toca mirarse al espejo. Aquel individuo que vive del rebusque diario en la legalidad y algunos en la vía alterna. El que anda a suela limpia, en bus, en moto, en cicla o pagando un carro que se deprecia cada día.

El que vive arrendado o pagando una cuota eterna. El que después de tapar un hueco para abrir otro, de estirar las cuentas, como dice el dicho, no le alcanza el sueldo para terminar el mes.

El Man de a pie joven, que con mucho sacrificio, pudo estudiar un "título de desempleo, dótor en fotocopias" y cuando salió a tocar puertas, se encontró con una realidad agobiante. El que ha padecido los efectos de las políticas económicas y cada vez pierde más su poder adquisitivo. Al que la 'Matrix', sin aumentarle los salarios o generarles empleos estables, le hizo creer que mejoraría su calidad de vida a través de créditos: libranzas, dinero plástico, financiación estudiantil y al final de cuentas, después de pagar las "cuentas" bancarizadas, no le queda ni para comer.

El emprendedor que así quiera, no puede formalizar su empresa. Al que le ha tocado irse del país a hacer lo que otros no quieren hacer. El que está en la mitad del medio: no aplica a los programas del gobierno porque no tiene la etiqueta de pobre pero tampoco a otros estímulos o a financiación, porque no tiene garantías. El Man de a pie que poco a poco ha quedado casi al filo de la navaja pero que deja que nos sigan gobernando los mismos con las mismas.

El que cada vez está más asfixiado por el alto costo de la vida, de este país justo, moderno y seguro, productor de petróleo, con la gasolina más cara del mundo; que vive en una ciudad irrigada por una alta porción de los 10.000 millones de metros cúbicos de agua (Viloria, 2005, pp. 21) que produce la Sierra Nevada y no se le garantiza el derecho al consumo mínimo vital de agua. Al que le racionan la energía eléctrica pero le cobran el recibo. Al que le importan hasta el maíz.

Al que lo capturan los costos de los servicios públicos, de la canasta familiar, de los impuestos, las retenciones, la seguridad social, los empleos precarios y de baja calidad y las pocas oportunidades para montar negocios propios; muchas veces todo lo anterior, amarrado per seculaseculorum a quien les está haciendo "el favor", de darles una chanfa, siempre y cuando voten y pongan a votar a sus allegados. Es decir, el Man de a pie, que, en últimas, ni siquiera es un ciudadano.

Lo único que permite avizorar un mejor devenir, sería que en redes sociales, la clase 'Sanduche´ que se ha ilustrado un poco y empoderado de sus derechos, manifiesta una desazón y frustración, que se acerca cada vez más a la primavera de la indignación, y a una búsqueda que aún no se ha canalizado, a esa tibia luz de la esperanza.

Ojalá en 2014, por fin se despierte atronadora esa luz, que una a la multitud en un propósito común que les de la energía necesaria, para usar su poder de decisión más fuerte, el voto, por quien proponga una estrategia plenamente realizable, sin blacamanerías, dirigida a avanzar en mejorar la calidad de vida a la franja de a píe que cada vez está más ahorcada; ¿Será que la respuesta a la compleja situación del Man de a píe, saldrá de la mente abierta de unos cuantos santos al cuadrado o algo que se les parezca?

Addenda: ¡Sin Olvido!: 14 años de la muerte impune de Jaime Garzón.