Deportistas y promesas del Estado

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



La semana pasada, Catherine Ibargüen sumó otra presea dorada a las tantas que los deportistas colombianos vienen ganando últimamente en las competencias internacionales.

Triunfadora en salto triple en los recientes Campeonatos Mundiales de Atletismo categoría mayores, corona con la medalla de oro una trayectoria ascendente de éxitos ecuménicos, rostro para mostrar de nuestra sufrida Colombia.

Once medallas en esos torneos, la primera del áureo metal; la estudiante de enfermería becaria de la Universidad Metropolitana de Puerto Rico -en donde se prepara desde hace varios años- acumula triunfos desde Atenas 2004 hasta Moscú en 2013, pasando por Londres y Corea, en salto alto y salto triple.

Brillante trayectoria de la antioqueña que, como muchos de nuestros deportistas, tuvo que buscar la consagración en el extranjero. ¿Cuánto de sus éxitos les deben al país los deportistas? En los tiempos que corren, ha mejorado significativamente el trabajo de muchos dirigentes y sus organizaciones, es menester reconocerlo, aun cuando todavía falta mucho trecho por recorrer.

Mientras la nación goza con sus glorias y los oportunistas sacan inmerecidos réditos con los triunfos ajenos, muchos de los ídolos de antaño, hoy relegados, sufren las consecuencias de la burocracia y de las promesas incumplidas.

El olvido es castigo espantoso. Al tiempo que la saltadora de la tórrida Apartadó triunfaba en la gélida Moscú, uno de los grandes ídolos de la historia deportiva colombiana, "Cochise" Rodríguez, sufría por la desidia de algunas instituciones del Estado que lo pusieron en una situación económica difícil por casi ocho meses; gracias a que tuvo dolientes se pudo superar el complicado trance del ex-ciclista.

El colombiano de a pie debe esperar tiempos largos para recibir sus pensiones (cuando acceden a ellas sin coimas obligatorias), gracias a los oscuros intereses de algunos funcionarios públicos que sí se ponen para ellos astronómicas pensiones de inmediato pago.

Con unas condiciones enormes, muchos deportistas no alcanzan sitiales destacados, en unos casos debido a la insuperable pobreza y falta de apoyo, por preparación inadecuada en otros, por malas compañías que los conducen a vicios destructivos y por peores consejeros que les llenan la cabeza de cucarachas que al final los llevan a la indisciplina y a comportamientos poco edificantes, mal ejemplo seguido por algunos que vienen detrás.

Además, la anemia de recursos para el deporte y la educación en Colombia sumada a los malos manejos, no les permiten salir del terruño a muchos chicos que bien podrían llegar a los más encumbrados sitiales. Agregue ahora la escasa preparación sicológica, técnica y nutricional de estos muchachos, y las fuertes presiones económicas que reciben especialmente de sus familiares, para entender el porqué del fracaso. No hace mucho, los futbolistas hacían escala obligada en Argentina antes de pensar en Europa, porque para triunfar allá era necesario completar la formación técnica y lograr la fortaleza mental exigida para adaptarse a un medio de costumbres muy disímiles; Argentina es el país latinoamericano más parecido a los europeos.

Sin embargo, ahora hay disciplinas deportivas que se nutren de patrocinios importantes (cuando son rentables para los empresarios, desde luego), y que en parte explican el ascenso colombiano en lo competitivo y los triunfos que los deportistas vienen logrando. Pero entre la vieja y la nueva etapa el camino fue cruel, con una destrucción de grandes talentos.

Familias de escasos recursos no tuvieron para pagar la formación de un chico con excelentes condiciones; cuando pudieron salir, el soporte recibido en el exterior abrió las sendas a deportistas como Falcao, Nairo Quintana o la misma Catherine; recibieron afuera lo que en Colombia jamás habrían tenido. Incluso, varios deportistas exitosos fracasaron en mantener el dinero que obtuvieron.

Hace poco, Iván René Valenciano le contaba a un medio escrito su historia personal, no muy diferente a la de Willington Ortiz. Casos peores han sido el de "Kid Pambelé" y otros gloriosos personajes que sucumbieron a las tentaciones de quien nunca tuvo nada.

José Suleiman dijo alguna vez que mientras haya pobreza habrá boxeo. Agrego yo que, además de que también existirán otros deportes fruto de la escasez, habrá esfuerzos perdidos, desilusiones y frustraciones junto a las derrotas deportivas y mentales sobrevinientes. ¡Cuántas casas y cuántas pensiones prometidas por oportunistas dirigentes deportivos y politiqueros!.

Al confrontar las vanas promesas con la cruel realidad aparece el mismo vacío que tenían esos compatriotas antes de iniciar su carrera deportiva. Sus gestas sólo valieron para la vitrina de los aprovechados. El éxito tiene muchos padres; el fracaso es huérfano. Si no, que lo diga Freddy Hernández, marchista casi anónimo que en el mismo Campeonato Mundial de Atletismo se retiró lesionado, ignorado y frustrado.

Apostilla: Emocionante ver a Caterine Ibargüen cantando con júbilo el himno nacional. ¿Por qué los ciudadanos del común lo saben perfectamente y los cantantes profesionales escogidos para interpretarlo se equivocan casi que indefectiblemente?