Reseña de un diario

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Había caído la dictadura militar (o, "dictablanda", como también la llamaron) y el país respiraba otros aires; quedaba atrás la época de la violencia bipartidista y comenzaba la hegemonía del Frente Nacional, experimento que pretendía alejar las épocas aciagas de la vida política nacional.

Para la misma fecha de la posesión de Alberto Lleras Camargo en reemplazo de la Junta Militar de Gobierno, 7 de agosto de 1958, Don José Benito Vives De Andreis (el ilustre ciudadano samario mejor conocido como Don Pepe Vives), fundaba el diario EL INFORMADOR como uno de sus muchísimos aportes al desarrollo de la ciudad más antigua del continente, un medio local pensado para Santa Marta y el departamento del Magdalena con el propósito de informara cerca del acontecer local, como elemento de contrapunto para la prensa barranquillera y, por qué no, como un medio de afianzar un poder político reconocido.

Unos años más tarde, sobre la "Quinta Avenida", en la esquina occidental de la Calle de San Antonio, todos los días despuntando el amanecer, Rodrigo, uno de los voceadores del diario, montaba su estantería metálica en la cual colocaba los ejemplares del Informador que vendía a los transeúntes, sus clientes "de toda la vida" que iban allí, diagonal a la antigua sede del diario que quedaba subiendo media cuadra por San Antonio. No existían las suscripciones pero Santa Marta era muy pequeña y ese sitio era punto de encuentro matutino de muchos de sus lectores; era la primera tertulia del día.

Dos ollas de aluminio contenían las deliciosas empanadas de masa de harina que, cuando sobre viví anal apetito, iban a casa junto con el periódico para acompañar el café tempranero y enterarse de todo lo que había sucedido en Santa Marta y la región, "menos lo de anoche".

En blanco y negro, como se estilaba entonces, aparecían noticias locales y regionales, política nacional y regional, eventos sociales, culturales y deportivos; siempre, desde sus páginas, ha mantenido actualizados a sus lectores.

La siempre bien recordada Sociedad Amigos del Arte del Magdalena tenía su espacio semanal, en donde la ilustración se deleitaba de tan prodigiosa fuente y se notificaba de los próximos eventos que engalanarían los espacios artísticos y culturales. Los comerciantes locales anunciaban sus productos y novedades en avisos visibles y en los clasificados, las Damas Rosadas sus benéficas acciones, en fin, todos los magdalenenses siempre se han manifestado a través del emblemático periódico.

Los editoriales, de tinte liberal, reflejaron el pensamiento de su fundador y presidente; sin embargo, las diversas corrientes del pensamiento político siempre han tenido respetuosa e importante presencia en sus folios: políticos, pensadores, escritores y comunicadores, entre muchos, han plasmado allí sus criterios, sus ideologías, sus opiniones. Su actual nómina de comunicadores respeta y sigue el pensamiento de sus directivos, y se puede leer a columnistas ilustres de todo el espectro político y de toda la geografía nacional, en alineación con el pensamiento abierto del diario.

Más de una vez vi armar a mano las ediciones en linotipos; cada letra, cada frase, cada barra de plomo después fundidas en planchas. Dispendioso trabajo de exigente experticia que plasmaba en las páginas del diario todo cuanto fuese noticia interesante para los samarios, los cienagueros, los magdalenenses…Desde hace algunas décadas, las rotativas y la era digital entraron por la puerta principal arrumando a los antiguos linotipos; las nuevas tintas y los colores alegraron las páginas; la página web nos permitió a los samarios y magdalenenses en la diáspora recibir a diario las noticias del acontecer de la ciudad y del departamento, interactuar con cibernautas de la región y de otras partes del mundo y ganar nuevas amistades.

Hoy, en la que fuera la residencia de su fundador, el decano de la prensa escrita del Magdalena recibe a las más importantes personalidades regionales y nacionales, registrando su paso por la ciudad y la sede del periódico.

Ciertamente, ese cuarto poder regional del diario EL INFORMADOR es aplicado en lo que para ésta casa periodística significa beneficio para la ciudad, el departamento y la región; se puede o no estar de acuerdo con ello, se puede disentir de su filosofía pero también hay espacio abierto para el libre debate y la contradicción respetuosa. Cincuenta y cinco años después de abiertas sus puertas y saliendo casi todos los días con miles de ediciones en sus archivos, EL INFORMADOR es fuente de información y material de consulta: nuestra historia reciente está allí para revisarla y no olvidarla.

EL INFORMADOR, más vital que nunca, seguirá siendo el vocero de los samarios y los magdalenenses, y punto de referencia para la región Caribe y para todos los colombianos. La herencia periodística de Don Pepe Vives persiste como un valioso aporte a la prensa de Colombia. Ha superado numerosos avatares, pero sus descendientes y colaboradores mantienen la filosofía con la cual fue fundado. Larga vida a EL INFORMADOR.