¿Mascotas peligrosas?

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



De vez en cuando, los medios de comunicación informan acerca de ataques de perros a personas ajenas a ellos y, raramente, a sus dueños.

Para algunos se trata de sensacionalismo, pues consideran que tales ataques son raros y que si bien existen animales potencialmente peligrosos, la agresividad de un perro está determinada por las condiciones en las que lo tiene su propietario (¿cómo saberlo?). De otra parte, muchos creen que ciertas razas poseen peligrosidad potencial, y requieren mayor atención que otras consideradas mucho menos agresivas.

 

La tragedia, en todo caso, recae en la víctima de la agresión, drama enorme cuando de chiquillos se trata. Y ahí no vale teoría ni estadística alguna: te mordió el can, y punto.

En estos días, el ataque de un pitbull a una niña en Bogotá destrozándole su cara ha desatado una gran polémica con respecto a la tenencia y cuidados de ciertas razas, y con respecto del cumplimiento de la ley 746 de 2002, que precisamente regula éste punto. Dicha norma considera de alto nivel de peligrosidad a perros con antecedentes de ataques, a los que han sido adiestrados para el ataque y la defensa, a los de razas como American Staffordshire Terrier, Bullmastiff, Dóberman, Dogo Argentino, Dogo de Burdeos, Fila Brasileiro, Mastín Napolitano, Pit Bull Terrier, American Pit Bull Terrier, de Presa Canario, Rottweiler, Staffordshire Terrier, Tosa Japonés, sus cruces y sus híbridos (ni idea de cómo reconocer a muchas de ellas). También, la ley pone al dueño de garante con respecto a los riesgos y a los daños que causen los animales, los cuales deben estar registrados y censados.

Los defensores de los perros potencialmente peligrosos afirman que, más que la agresividad latente de un can se debe a la irresponsabilidad de ciertos propietarios; el carácter agresivo de un perro se puede evitar y moldear con una correcta educación y socialización desde pequeños. Los críticos, sin embargo, dicen que el peligro radica en el potencial de daño sí guarda relación con la genética, y que el riesgo de daño es superior a la mayoría de mascotas comunes, por su fuerza y tamaño, incluso su agresividad.

Y acá hay tanto de largo como de ancho. Algunos ejemplares de esas razas son adiestrados para peleas, marcando un carácter violento en animales poderosos y ágiles: ciertas mascotas no son propiamente inofensivas. Dicen que un animal proveniente de criadero, con "roce social", tratado debidamente no representa más peligro que ejemplares "mansos".

La Secretaría de Salud de Bogotá informa de 6511 ataques caninos éste año (entre 2 y 3 diarios, algunos mortales), además de felinos y otras especies, de modo que el tema no es sencillo. ¿Por qué ataca un perro? Un adiestrador nos orienta: la más importante, es que ha sido entrenado para atacar; además, el instinto actúa en animales mal o poco adiestrados; inadecuada vida social; rebeldía contra dueños maltratadores; neurosis por aislamiento en jaulas, perreras o viviendas muy pequeñas, o la atadura a una cuerda mucho tiempo; temor del animal a una "posible" agresión (tocar su comida, mirarlo fijamente, acercarse a cachorros recién nacidos en presencia de la madre, etc.); falta de precaución de los dueños con razas potencialmente peligrosas, y otras muchas. Ser amigo de alguien no significa serlo de su can: entras en "su territorio" sin saberlo y puedes ser agredido.

Bueno, la ley también obliga a muchas otras cosas: por ejemplo, a la higiene, a la alimentación, al uso de traílla y bozal, a vacunar al canino, a recoger sus excrementos, al permiso de tenencia, etc., etc., etc. Pocas veces, por no decir que ninguna, se ejerce autoridad en ese sentido. Muchos perros andan sueltos sin Dios ni ley y algunos atacan al transeúnte.

Las medidas preventivas no se aplican en muchos casos, y las sanciones, mucho menos. Sólo cuando trascienden puede haber aplicación de la norma, pues con frecuencia se transa a la víctima con algún dinero.

¿Cómo evitar un ataque canino? La actitud agresiva de un animal atemoriza. Dicen los expertos: trate de conservar la calma, mantenga los brazos pegados al cuerpo, baje la cabeza, no intente golpear al perro, si tiene un objeto (bolso o maletín, por ejemplo) agárrelo con ambas manos frente al animal, no grite, no corra: ¿Es posible actuar así, señores? Difícilmente, creo yo.

Más bien, prevenga el ataque evitando conductas riesgosas que provoquen al perro: no invada sus espacios, no se burle del quiltro, no se acerque sin preguntarle al dueño y si lo hace que sea de frente, no lo acaricie si el perro no le huele las manos, etc. (todo un manual que toca aprender).

Ojo, señores propietarios de perros: la tenencia responsable es la mayor prevención. Y, autoridades, por favor ejerzan y hagan cumplir las normas establecidas. No nos dejen atenidos a la buena de Dios. Nadie puede saber cuándo será una víctima ni cual el perro agresor.