A hombros de gigantes

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ricardo Villa Sánchez

Ricardo Villa Sánchez

Columna: Punto de Vista

e-mail: rvisan@gmail.com



En Santa Marta, el 12,2% de nuestra población es infantil, aproximadamente contamos con 56.210 niños y niñas, en una ciudad en que 8,4 años en promedio, acceden al derecho a la educación los jóvenes entre 15 y 25 años y de toda la población, la tasa de analfabetismo, se ubica en el 6,3%, según el último censo.

En ese escenario, se desenvuelve el actual Plan de Desarrollo Distrital en el que se considera primero a los niños y a las niñas, con su estrategia de Red Equidad orientada a la restitución y garantía de los derechos fundamentales de la población más pobre del Distrito.

A pesar del esfuerzo y de la visión de ciudad que se contempla en la carta de navegación del actual gobierno, persiste un complejo panorama en que según cifras del Ministerio de Educación, cerca del 12,6% por diversas razones se encuentra por fuera de los centros educativos y que según Profamilia el 20% de las jóvenes en Santa Marta entre los 15 y 19 años es madre o está en estado de embarazo y según el informe sobre salud sexual y reproductiva aplicado en la ciudad y que se realiza cada cinco años, el 47% de los embarazos en las mujeres samarias son reportados como no deseados.

No sobra subrayar que el embarazo a temprana edad es una de las principales razones de deserción escolar, en un territorio en que de acuerdo con los indicadores de permanencia escolar, las tasas de deserción se sitúan históricamente en el 5%, lo que significa que cada año cerca de 4.500 estudiantes abandonan las aulas por razones socio económicas en sus familias pero también y este es un hecho relevante, el 4% de los estudiante reprueba el año escolar y de estos mismos, la mitad repite el año y el otro 2%, según la Secretaría Distrital de Educación, abandona los estudios.

Según el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior (ICFES), en cuanto a la calidad de la educación, en el 2010 tan solo dos instituciones oficiales del distrito alcanzaron el escalafón de Alto en las pruebas de acceso a la educación superior en Colombia, 63 instituciones educativas se ubicaron en el nivel de Inferior y 29 colegios en la categoría Muy Bajo. En una ciudad que según cifras del Observatorio del Caribe, mientras el promedio en 22 capitales colombianas de la calidad en la educación de los colegios es de 28,3%, Santa Marta llega apenas al 10,7%.

En relación con los ambientes para el aprendizaje, según datos del SICIED que es el Sistema Interactivo de Consulta de Indicadores de Infraestructura Educativa del año 2010, 13 edificaciones están en mal estado; en regular estado 92 y en buen estado o muy buen estado 69, en un contexto en que los terrenos de 118 de los IED son de propiedad del Distrito y el resto, el 15.4%, es decir, 56 pertenecen a comunidades religiosas, afros, particulares, otras dependencias y a la nación o sea el 15.4% y de todas ellas 43 sedes, están catalogadas en inviabilidad técnica.

Otro componente a resaltar como detonante de la baja calidad es la falta de una dotación adecuada. De acuerdo con la información procedente del SICIED, en 34 sedes no hay bibliotecas, aulas de informática o ayuda educativa; 44 no tienen laboratorios de ciencia, aulas de tecnología o talleres de artes plásticas; y solo 24 sedes reportan la existencia de aulas múltiples; a pesar de que en el actual gobierno, con el apoyo de Mintics, se ha avanzado en abrir en la ciudad un Punto Vive Digital en el Barrio Tayrona, y se esperan inaugurar 20 más de aquí al 2015, así como se entregaron cerca de 3.800 computadores, ubicándose el Distrito en la media de 1 computador por cada 12 alumnos, cuando durante el anterior gobierno se contaba con sólo un equipo por cada 31 estudiantes.

De igual forma, es necesario mencionar las graves condiciones del entorno para el bienestar de los estudiantes, de los 71 establecimientos educativos 10 centros y 61 instituciones, 174 sedes escolares y 363 edificios en los que se adelantan las labores de la enseñanza y el aprendizaje (SICIED, 2012) 17 Sedes tienen amenazas de deslizamiento; 36 de inundación; 33 con vecinos difíciles; 7 sedes comparten 2 vulnerabilidades (deslizamientos y vecinos difíciles); 9 con riesgo de inundaciones y vecinos difíciles; 4 con 3 riesgos deslizamientos, inundaciones y vecinos difíciles; y de todas ellas 36 tiene problemas de accesibilidad en sus vías.

Todo lo anterior ligado a una ciudad donde el 29% de la población residente ha alcanzado niveles de básica primaria, el 36,4% secundaria, el 9,4% nivel profesional y tan solo el 1% ha realizado estudios de especialización, maestría o doctorado. La población residente sin ningún nivel educativo es el 7,9% del total, coincidencialmente la misma cifra de la indigencia.

En ese cruel escenario es en el que se educarán para sobrevivir en el asfalto los niños y niñas de Santa Marta, la tercera ciudad en recepción de población víctima de la violencia en Colombia y a la vez la más antigua del país, próxima a cumplir sus 500 años de Fundación. Tarea de titanes que requiere, como diría Isaac Newton, subirse, metafóricamente, sobre los hombros de gigantes, además del trabajo conjunto, esfuerzo, liderazgo y sensibilidad social compartida de los poderes públicos, remember no sólo de la alcaldía distrital, sino también de los demás actores claves de la nación y del territorio; de un gran aporte de recursos físicos, tecnológicos, de capital humano y del apoyo y el concurso de todos, por el presente y el futuro de quienes podrían sacar a esta ciudad de la trampa de la pobreza, lo que permitiría subir el primer escalón del desarrollo humano. La pregunta es ¿Santa Marta quo vadis en la movilización social por la educación de calidad?