Fuerte debate ha generado el caso de una humilde mujer que hoy bordea más de los 50 años, y quien durante la mayor parte de su vida, sirvió como esclava a un conocido militar y su esposa. La mujer que era para esas épocas una menor de edad, sufrió todo tipo de vejaciones. Fue humillada, torturada psicológicamente por su condición social, violada por los jóvenes de la familia, y jamás se le remuneró su trabajo ni se le brindó educación. A buena hora la Corte Suprema de Justicia, hizo valer los derechos de la malograda mujer.
Abundan ejemplos de esclavitud moderna: un salario mínimo que no alcanza para nada; profesionales ganando sueldos miserables; otros manejando taxis o haciendo lo que sea para subsistir; personas que trabajan a través de las cooperativas de trabajo las cuales no cumplen sus compromisos laborales; trabajos a realizar en un campo profesional diferente pero que toca hacerlo por falta de empleo; colombianos que trabajan en el exterior en otras cosas menos en lo que anhelan.
La esclavitud moderna llegó para quedarse en el mundo entero. ¿O acaso el poder y abuso de las entidades financieras no es un ejemplo palpable? En Europa una de las causas de la grave crisis económica son los bancos. Aquí en Colombia nos descuentan hasta para pedir un certificado de la cuenta. Nunca pierden. También nos avasallan esas multinacionales con sus explotaciones mineras, subyugado a los campesinos y comunidades ancestrales. Los grandes conglomerados que manejan televisión abierta y telefonías. Hacen lo que se les venga en gana y nosotros sometidos.
Me explico: la esclavitud tiene otros visos y otros referentes pero están ahí, sigilosamente destruyéndonos y nosotros impávidos sin chistar.