A raíz de la crisis económica que abarca a varios países de Europa, el cual incluye a España, y por las informaciones noticiosas, hemos observado la forma triste en que han terminado varios ciudadanos españoles, quienes al ver la posibilidad de perder un inmueble terminan suicidándose. Desahucio es ahora una palabra de moda en Latinoamérica.
España en ese mandato entregó todo a la cuestión de mercado y a esperar a que este actuara, y hoy se ven las consecuencias. Millones de desempleados, empresas en quiebras, ciudadanos desesperados. Los dueños de los bancos arrebatando casas y las familias empobreciéndose más.
Quizás una de las cosas en que no nos parecemos a nuestra madre patria, y lo digo porque muchos expresan, -quizás para expoliar culpas, que todo lo malo lo heredamos de los conquistadores-, es la sinceridad con que los españoles han afrontado su crisis económica, que se traduce no sólo en perdida de una vivienda, sino en el empleo y en la disminución de luchas sociales que el gobierno Rajoy pretende quitar.
Les admiro que han salido todas las clases sociales a las calles a protestar no una ni dos veces sino muchas cientos de veces, sin vandalismo y lo seguirán haciendo hasta que el Estado deje de gobernar de acuerdo al mercado.
El caso de Colombia es bien diferente. Bajo el gobierno de César Gaviria, éste exmandatario y su ministro de Hacienda Hommes, lograron con sus medidas económicas que millones de colombianos perdieran sus casas, pero jamás vi solidaridad de nadie con estas familias, de la cual seguro generó desestabilidad familiar, emocional y hasta suicidios. Súmele la quiebra en el agro ¿cuántos agricultores, ganaderos y campesinos de pan y coger, quebraron? pero los medios totalmente callados y un pueblo apático y ajeno.
Me da pena expresarlo pero aquí ocultamos por temor al qué dirán y a las apariencias, que andamos mal económicamente y que un salario no alcanza para nada. Si la clase media, casi desaparece en el gobierno de Uribe y muchos lo extrañan demuestra cómo somos.