El pasado fin de semana, en su cuenta de Twitter, el expresidente Uribe enumeró diez razones de no querer parecerse al mandatario de Ecuador Rafael Correa, que por cierto fue reelegido con altísima votación el pasado domingo. Me disculpa el ex mandatario pero ojalá, se hubiera parecido en la forma de gobernar al ecuatoriano.
El presidente encargado por el Congreso Ecuatoriano, Alfredo Palacio, nombra en 2005 Ministro de Economía al joven Correa, quien desde ahí cayó en la cuenta de la soberbia de los organismos internacionales como el FMI y el BM. Observó a su vez pobreza y desempleo. Cuando llegó al poder en enero de 2007 se proveyó un vuelco total. Lo primero que hizo fue expulsar del país, por indignos a los dos gringos que daban las pautas de economía en Ecuador.
Correa ha cumplido lo que prometió. Hoy, todos reconocen que se ha dado un giro en la política social: más inversión en salud, educación, y una gran infraestructura con nuevas autopistas, cuyos peajes son baratos. Negoció con las multinacionales pero con respeto y con utilidades justas para la nación. También acabó con las Cooperativas Asociadas, esas que esclavizan a los trabajadores y ningún ciudadano volvió a perder sus casas por culpas de las especulaciones financieras de los bancos.
Un verdadero estadista que utiliza el Estado para generar equidad a sus conciudadanos. ¿Entonces, quién querrá parecerse a quién? Ustedes mis lectores dirán.
Ñapa. Felicitaciones al Tribunal Administrativo del Magdalena y en especial a la Magistrada María Victoria Quiñones en cuya ponencia ordena suspender los proyectos de Los Ciruelos y de la concesión del Parque Tayrona. Lo primero es la consulta previa, con nuestras valiosas comunidades indígenas. ¡Bravo!, porque demostramos primero justicia que arbitrariedad.