Felices navidades

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



"Vamos pastores vamos, vamos a Belén, a adorar a ese niño que acaba de nacer". Arboles pequeños, grandes y gigantes; verdes, blancos o azules. Adornos diversos, Papá Noel recordando su origen de publicidad gaseosa; bolitas de plástico con burda imitación de nieve por encima, luces multicolores que se encienden al ritmo del sonsonete estridente de la música artificial que brota de la "instalación".

Guirnaldas de colores y regalos envueltos en papeles plata, rojo y verde grabados de repetitivos motivos; cartas al Niño Dios entreveradas en las ramas de un pino artificial ajeno a nuestra flora. Pesebres ingeniosos, sencillos y sofisticados. Ovejas, patos y lagos de papel de aluminio, pasto de papel, casitas con luces dentro: todo cabe y todo vale, hasta el Rey León. Estrella de Belén, pastores, Reyes Magos, con José, María y Jesús rodeados de burrito y vaca. Resplandecientes iluminaciones de "mangueras" que destellan luces impensables, rayos láser emitiendo figuras etéreas de seres celestiales en calles, almacenes y centros comerciales repletos y caóticos; las fachadas del vecindario compiten entre sí. Tugurios de titilantes y macilentas luces que envuelven ciudades y pueblos, empotrados en las lomas a manera de rústicos pesebres gigantes.

"A la nanita nana, nanita nana, nanita ea, mi Jesús tiene sueño bendito sea". Al son de los tradicionales villancicos y gozos navideños acompañados de matracas, panderetas y guitarras, en las cocinas de casas, panaderías y restaurantes se preparan deliciosos manjares tradicionales colombianos que se consumen en mesas primorosamente ataviadas y coloridas vajillas. Buñuelos, tamales, pasteles y hayacas, pavos y perniles, lechona, arroces, ensaladas. Estómagos llenos, billeteras vacías y tarjetas desbordadas. Famélicos indigentes esculcando canecas de basura para saciar hambres crónicas; niños de tabucos anhelando algún alimento decente. Omnívoros todos, quienes tienen en abundancia y quienes manyan lo que pueden.

"Noche de paz, noche de amor, ved que bello resplandor". Gaseosas, chocolate caliente y aguepanela para los niños; los mayores les dan ejemplo ingiriendo aguardiente, ron, cerveza, vodka, whisky, vinos, cocteles y ponches a riadas. El licor adoba en exceso las festividades de la Natividad. Tres quince, chapetos, borrachos, ebrios, rascaos, ajumaos, peaos: el remoquete importa menos que el peligro. Retenes policiales haciendo su navidad. Detenidos, comparendos, intoxicados, emburundangados. Ráfagas de tiros al aire, accidentes, patrimonios y matrimonios destrozados, sirenas ululantes, heridos, gritos y llantos lastimeros, vidas segadas, familias destrozadas. Chisporroteante pólvora iluminando los cielos, adultos irresponsablemente felices y niños quemados. Urgencias, ambulancias y hospitales en frenética correndilla; hogares entristecidos odiando la celebración. El dinero producto de los vicios legalizados y de las armas autorizadas destinado a la atención de sus víctimas.

"Los zagales y zagalas al Niño vamos a ver, con piticos y tambores mostrándole gran placer". Natillas, dulces, pasteles, pudines, ponqués, arroz con leche. Panes, roscas, turrones, galletas, panettones, frutas y nueces. Novenas, gozos, curas, monjas, iglesias, misas, homilías, sermones y admoniciones. Juegos familiares, pajita en boca, besos robados. Muchachos parchando con sus nuevos celulares inteligentes desconectados de las familias, ajenos a las reuniones. Guerrilleros y soldados pactan treguas para celebrar ellos también en "santa paz de Dios". Carreteras llenas y aeropuertos congestionados intercambiando viajeros de todas partes. Angustias, rabias, retrasos, quejas y reclamos, indiferencia, diálogo de sordos. Playa, brisa y mar; amores de verano, juramentos de amor eterno que solo duran las vacaciones, rumba eterna y guayabo negro.

"Antón tiruliruliru, antón tirurilurá, Jesús al pesebre vamos a adorar". Celebración de la empresa y, de paso, despedida de año; anchetas navideñas para el personal; regalos por montones, agendas para los clientes y proveedores. Fiestas, mentiras y videos; lacrimógenos discursos, mensajes y lemas repetidos cada año con diferentes palabras y oradores; promesas incumplidas cada año que se pierden entre papayeras, conjuntos vallenatos y picó a todo volumen con las mismas canciones de Buitrago, la Billo´s y los "Cincuenta de Joselito". Políticos en sesiones extras haciendo la tarea tardíamente, buscando siempre joder al ciudadano que les paga en exceso. Discurso presidencial que apaga televisores.

""Mamá donde están los juguetes?" Artefactos de moda para los más pequeños; ropa para los mayorcitos y dinero para los más grandes; señoras estrenando bisutería y señores desocupando sus bares. Amigos secretos, regalos "Made in China", niños carasucias en los semáforos pidiendo a los carros de vidrios cerrados "una monedita, mono" o algún juguete barato o desechado para alegrar su diciembre. Anónimas gentes de buen corazón repartiendo de su bolsillo comida para los indigentes, ropa nueva en los ancianatos y regalos para los chiquillos callejeros.

"Porque hay navidades tristes y navidades alegres". La felicidad y la tristeza, la diversión y el drama: los extremos se juntan cada 24 de Diciembre en una eterna historia circular. Si los espíritus trascienden la vida terrenal, muchos deben estar celebrando su contribución a la alegría de las Navidades, aun cuando algunos seres de carne y hueso se empeñan en amargar la existencia ajena.