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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



El brunch en Tambora´s Restaurant del Park Way Hotel había estado heavy; ella pensaba que, si seguía comiendo de esa era forma, pronto terminaría en el American Plastic Surgical Center. Seguramente el doctor le pondría a practicar jogging, footing y quien sabe cuántas otras cosas más para rebajar de peso, además de la ida al Medical Spa. Ah! Ese english breakfast con una buena dosis de muffins, bacon, fried eggs y, sobre todo, el black tea. Era su perdición: lo prefería al vulgar calentao criollo; cosa ordinaria, decía.

Jeanette del Carmen caminó rauda por el boulevard rumbo al mall a fin de encontrarse con Hans Francisco para ir de shopping; había un sale en The jean´s factory: 50% off en las compras realizadas en el POS. "O sea, si compro un jean ¿me rebajan la mitad en mi aporte a salud?", preguntó su esposo, un yuppie máster en marketing, haciéndose el gracioso. "No señor, -respondió amablemente el salesman-. POS es el Punto de Venta. Lo que está en rebaja son los jeans". Self-made-man, Hans era manager de una compañía perteneciente a un holding corporativo nacional. Había iniciado su carrera desde abajo en la escala empresarial y pudo terminar sus estudios universitarios. Ascendió después de un downsizing y, por cuenta de la compañía hizo su máster en The Virtual Campus de la International University, prestigioso centro educativo de la capital.

Aun cuando su tesis de grado se basó en un The Ecological Building, había demostrado habilidades para negociación, por lo cual la compañía lo envió al Bussines Center de The Postgraduate School, donde se destacó en el área de marketing. Se encargó del montaje y puesta en marcha del call center y más tarde de la preparación de la fuerza de ventas en Baby Sitter, la empresa que por esas cosas del destino había iniciado su amigo de infancia, Peter Pérez. Ahora trabajaba en Kitchen Store, y como General Manager, asesoraba a varias empresas importantes del sector como Caribbean Cheese Company, American Cupcakes y Mediterranean Food. Ahora estaba inmerso en el proyecto de outlet para hogares.

Terminadas las compras, se dirigieron al estacionamiento, pagaron en cash money (poco usaban la credit card, realmente) y el valet-parkign se encargó de traerles su carro. Se enrumbaron al supermarket para comprar algunas cosas que necesitaban. Ahí podían comprar los mismos productos que adquirían en el extranjero cuando iban de vacaciones. Al bajar de la camioneta se encontraron con Robert Méndez, el amigo caribeño del conjunto residencial, recién llegado de NY: "No me vayan a fallal a la comida de ésta noche", les dijo. "Voy a celebral que compré la troca. Entro a la grocería a lonchal y a compral todo. Esta talde voy a cortal la yarda pa la barbacoa de esta noche.

Te wacho temprano", les dijo. Jeanette murmuró para sí: "Cómo hablan de feo estos manes". Mientras realizaban las compras, la televisión mostraba la entrevista al futbolista nacional de moda en el sur del continente: "Ejte, y bueno. Te digo de que hemos hecho una campaña fenomenal. Ajpiro a que el profe me shame a la selección." Hans le comentó a su esposa: "No acaban de llegar a ese país y de inmediato se les pega ese hablado tan maluco". A la salida, se les acercó un muchachito que pretendía cuidar los carros en el parqueadero y les dijo: "Monito, bien cuidada la nave". Otro pelao que estaba cerca corrió hacia ellos y les espetó: "Parcero, yo le cuidé el carro.

Él no". "Quítese, pirobo -dijo el primero al otro-. No sea abeja, encolao. Hans, para evitar pelea le dio a cada uno un billete y se subió al carro. Los pelaos le dieron las gracias y comentaron: "Se da cuenta, parce, que ese man es bien. No es chichipato ni ajizoso" "Sisas, bacán. Ni siquiera es picao, llave". Rumbo a casa, Jeanette, le dijo a su esposo: "Qué barbaridad. La gente habla cada vez peor el español. Ojalá todo el mundo fuera como uno, que sí lo habla perfecto"

Apostilla. La vida tiene su ciclo y a la gente ilustre hay que hacerle un merecido homenaje, así sea tardío. Lamentable el fallecimiento del Dr. Arturo Bermúdez, ilustre médico pediatra, destacado en su faceta de historiador en la cual su nativa Santa Marta fue su faro y Simón Bolívar un importante elemento de estudio. Presidió la Academia de Historia del Magdalena y creó el Archivo Histórico de Magdalena. Hombre culto, en su obra se destaca el interés por la memoria visual a través de la fotografía de época. Hemos reclamado desde éste rincón editorial el homenaje, ojalá en vida, a tanto samario ilustre que ha encumbrado el nombre de nuestra ciudad, pero que han sido opacados por personajes de menor cuantía y prácticamente borrados de la historia samaria. Nuestras autoridades, incluyendo a las culturales, tienen la palabra.



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