Disgresiones

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Empezando por el principio, hay que adherir al unánime rechazo nacional contra el macabro atentado del que fue víctima el exministro Fernando Londoño Hoyos. Se puede o no estar de acuerdo con el lineamiento político del controvertido personaje, con sus opiniones y con sus acciones. Ello no da derecho a disponer de la vida ajena y, menos aún, de masacrar atrozmente a tanto ciudadano del común ajeno a la lucha de intereses políticos que termina en terrorismo.

Las pérdidas humanas son irreparables; las pérdidas materiales acabaron con años de esfuerzo de gentes trabajadoras y honestas dedicadas al comercio formal, que seguramente aportaban al fisco y generaban empleo. Adherimos, por ello, con un No rotundo y contundente al terrorismo, sin importar de dónde provenga ni cual sea su manifestación ni cuales intereses persiga. Bastante violencia tiene el diario acontecer de la vida colombiana como para sumarle tan execrable ingrediente.

El mal ejemplo cunde y hace estragos. Un "padre de la patria", de quien no se conocen proyectos importantes o ejecutorias significativas, pasa del anonimato al desprestigio al demostrar de qué está hecho. Hace una semana, el senador Eduardo Merlano, es detenido por la Policía del Atlántico en una operación rutinaria para detectar conductores ebrios. No solo venía conduciendo sin licencia (no la tiene y le ha sido negada varias veces, según han informado los medios de comunicación); se negó a la práctica de la prueba de alcoholemia. Una llamada precisa y oportuna evita su detención, permite que le entreguen el carro a un tercero y, de contera, descalifica públicamente a quienes estaban cumpliendo con su deber (el hecho quedó registrado en un video mostrado por un noticiero televisivo). Merlano, como argumento, dice que puso 50.000 votos. Senador: ¿es usted consciente del alcance de sus palabras? Cada voto es una obligación de respeto por quien lo depositó por usted; por lo tanto, tiene tantas obligaciones con ellos como votos hayan sido depositados por su nombre, y no al revés, como parece que usted se imagina. Los legisladores son electos para generar respeto hacia el país, no para burlarse de sus propias leyes. Le debe explicaciones y excusas al país y a sus electores. Más, si llega a ser cierto que habrá denuncias y sanciones a los policías que le detuvieron.

Impresiona la noticia del exsecuestrado Sigifredo López. No hace mucho el país celebraba alborozado su regreso de la selva, donde pasó siete años secuestrado al lado de otros once diputados del Valle del Cauca, que finalmente cayeron víctimas de las Farc en un cobarde asesinato a sangre fría. López no muere en el macabro hecho y, por el contrario, regresa vivo y a la libertad. Ahora, como en una obra de Ionesco, resulta acusado y detenido por la Fiscalía para ser procesado por los delitos que le imputan: secuestro y homicidio agravado de sus compañeros de diputación, perfidia y rebelión. Razones de peso ha de tener el ente acusador para proceder de tal manera, pues en principio parece inconcebible un autosecuestro con todas las consecuencias que derivan de una muy poco grata vida en las jaulas de la implacable selva colombiana. Las pruebas deberán tener más contundencia que la simple declaración de un exguerrillero o un confuso video, pues tratándose de bandidos, verdades y mentiras se deslizan a conveniencia, ya por venganza, ya por presiones o, sencillamente, por el prurito de mover el aparato "informativo" funambulesco y farandulero ajeno al periodismo serio.

Si se cumpliesen los postulados de la Ley 100, la noticia sería magnífica: la unificación de los listados del POS. No obstante, los problemas podrían ser peores que los beneficios. Si bien es cierto que la enfermedad no discrimina entre pobres y quienes no lo son (o, sí: los pobres padecen los peores males, justo aquellos que estaban por fuera del listado del POS), y que todo colombiano tiene el fundamental derecho constitucional a la salud y a la vida, no menos cierto es que, por los malos manejos, la politiquería y la corrupción, el actual sistema de salud colapsó, y poco se ha podido hacer para sacarlo de la galopante crisis. De adehala, al ampliar el catálogo de eventos POS para el régimen subsidiado, las aseguradoras de dicho capítulo pasarán a manejar más variedad y complejidad con recursos no necesariamente mejores; el drama es que son las mas emproblemadas del actual sistema y, en principio, no parecen estar preparadas para lo que les corre pierna arriba. Lamentablemente, el panorama aparece más sombrío aun para los pacientes, siempre paganinis de platos rotos, como le demuestra la cruda realidad. ¿Qué hará al respecto la Ministra de Salud?