Shakira, Botero y Falcao: colombianos enormes

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



Con motivo de la despedida de la Cumbre de las Américas, Shakira cometió un "gaffe" al errar una palabra de una línea cuando cantaba a capela nuestro himno nacional.

Más demoró en equivocarse la cantante que aparecer en las redes sociales una serie de post con el sello caribeño de la mamadera de gallo.

Hasta ahí, fuimos partícipes de esas graciosas bromas que desgraciadamente avivaron los complejos de unos cuantos envidiosos, quienes pasaron a la ramplonería del insulto y la maledicencia, con lo que jamás podremos estar de acuerdo.

Naturalmente, de inmediato los defensores de Shakira sentaron su voz de protesta ante tales desmanes verbales y les recordaron a todos sus amargos críticos las gestas de la barranquillera en pro del país, en particular de la niñez desamparada a través de su Fundación Pies Descalzos. No tienen defensa las críticas a la gloriosa cantautora por ese error; en Colombia y el mundo pasan cosas de verdad graves, que tristemente hasta las celebran quienes con dedo acusador señalan algo intrascendente como ese desafortunado episodio.

Shakira: sabemos perfectamente que, como caribeña de verdad, diferencia claramente la broma sana de la ofensa malintencionada. Tu grandeza te pone muy por encima de esos estólidos anónimos incapaces de trascender de modo distinto a la penosa conducta de efímeros remedos de Eróstrato; ni siquiera dan para eso. Adelante, que sólo a los árboles que dan fruto es a los que les tiran piedras.

Decía graciosamente el cómico Groucho Marx: "Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo." Parodiándolo, algunos compatriotas han rechazado la Cruz de Boyacá por los personajes de dudosa ortografía que la han recibido. No obstante, en las ocasiones en que los honorables congresistas aciertan (o se equivocan, no lo sé), la ilustre condecoración llega a las personas correctas y merecedoras de elogio y distinción.

En 1977, el maestro Fernando Botero recibe ese homenaje, y en 1987 de parte del Gobierno de España, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, al mismo tiempo con la Orden de San Carlos, otorgada por el Gobierno de Colombia, como una conmemoración de sus 75 años de vida. Más que su trayectoria artística de ecuménico reconocimiento que glorifica a las artes plásticas nacionales, Botero ha tenido generosidad infinita para con su patria: muchas de sus obras que hacen parte del patrimonio artístico colombiano, se exhiben en el Museo Nacional, el Museo de Antioquia, los espacios públicos de algunas ciudades, pero sobre todo en el Museo Botero de Bogotá,

donde además de pinturas y esculturas del maestro, se encuentran originales de los más representativos pintores modernos: Dalí, Corot, Picasso, Bonard, Boudin, Chagall, Tamayo o Klimt. Visitar el museo, además de ser una obligación cultural, significa un recorrido por la vida y obra de este colombiano de exportación, admiración por la simbología de su arte pictórico y una de las maneras de entender las influencias que lo llevaron a desarrollar su expresión pictórica y escultórica. Bienvenida la juventud de sus primeros ochenta años, maestro Botero.

El pasado jueves, Falcao García marcó un gol de antología que seguramente estará entre los mejores del año, uno más producto de su insaciable sed de anotar. Era el segundo contra el Valencia en la semifinal de la Copa Uefa, dejando al Atlético de Madrid a punto de ir a la final, segunda consecutiva para el goleador samario. Desde niño se acostumbró a vulnerar porterías contrarias, a marcar cada gol que puede, a contribuir con los triunfos de su equipo y a dar ejemplo dentro y fuera de las canchas. Antes de finalizar su tercera temporada en Europa, tiene la escalofriante marca de 102 goles, acumula 9 títulos de su carrera (7 con el Porto) y numerosos records de difícil alcance para los que viene detrás.

Su ejemplar carrera deportiva lo sitúa, sin temor a equivocarme, como el mejor futbolista colombiano de todos los tiempos, aun por encima del glorioso y admirado Carlos "el pibe" Valderrama -verdadero maestro del balompié- o del Tino Asprilla, ganador con Newcastle y Parma del viejo continente. Falcao y James Rodríguez, compañeros y ganadores en el Porto, ahora con la dirección de José Pekerman y el apoyo de sus colegas, nos llevarán a Brasil 2014. Volveremos a gozar con los triunfos de la selección mayor. Recordemos que en este momento James es considerado uno de los 17 mejores jugadores jóvenes del mundo

Apostilla. Colombia tiene magníficos ciudadanos que dan ejemplo por doquiera que se encuentren, cosas muy positivas para mostrar al mundo. Es de lamentar que, para vender, los medios se dediquen principalmente a publicar hasta el hastío el maloliente lodo que empaña la vida nacional, olvidándose que no todo es pauta publicitaria.