El personaje del año: los indignados

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Ricardo Villa Sánchez

Ricardo Villa Sánchez

Columna: Punto de Vista

e-mail: rvisan@gmail.com



Un fantasma recorre al mundo haciendo eco de la voz de Stéphane Hessel: crear es resistir; resistir es crear.

Son los indignados que en Colombia hablan de ciudadanía con consciencia crítica, que con la Mane frenaron una reforma regresiva en la educación pública o los que le pusieron coto a la entrega del Páramo de Santurbán, en Santander, y entre otros, en Santa Marta quienes protestaron por la no construcción-privatización de un Hotel 7 Estrellas en el Parque Tayrona o los que votaron masivamente por el cambio en la ciudad.

En el mundo los de Anonymus, que abren los huecos de la autopista cibernética, los de Democracia Real Ya y del Movimiento 15-M en España, los que luchan con la fuerza de la razón en Chile con el Movimiento Ciudadano 15o-Chile Indignado, el movimiento Ocupemos Wall Street, y entre otras manifestaciones en el planeta, a mi modo de ver, fueron la multitud que se coronó como Personaje del Año al englobar las jornadas masivas de resistencia civil pacífica como forma legítima de participar en la toma de las decisiones que los afectan.

Con nuevas formas de protestar y de convocarse, haciendo críticas en las calles y en la internet al sistema y encadenando redes de propuestas de transformación que se replican en diversos espacios de lo público y circunstancias históricas y geográficas, con consignas vanguardistas como esta: Error de sistema: Ctr Alt Supr, han exigido una defensa frontal de lo público; mayor calidad de la democracia y de los servicios públicos; inclusión social y participación ciudadana; estabilidad laboral; lucha contra la corrupción y una reingeniería al sistema financiero mundial y a su nuevo "dios" el mercado, a quienes culpan de la grave crisis económica mundial, por su especulación, ambición e indolencia.

El siglo XXI nos ha enseñado que para resistir no se necesita el uso de las armas, pero de marchas en protestas gaseosas o de pensamientos comunitarios en redes sociales de internet, no se logra mucho si no se amalgama lo anterior, y una cosa lleva a la otra, en un movimiento con vocación de permanencia, articulado a unos principios mínimos que unan a las mayorías para que poco a poco se ganen espacios políticos concretos en los que por fin, de abajo hacia arriba, se renueve el ejercicio del poder y se refuerce a la democracia. Que no pase como en mayo del 68 cuando los mandaron a vacaciones, y al regresar, nunca pudieron mover a las masas con la misma eficacia o con el tiempo, sus figuras visibles, se convirtieron en líderes de papel de la generación del desencanto.

Este movimiento con los postulados de los indignados será la lupa de que las cosas se hagan bien, las leyes se cumplan, se amplíe la democracia, se haga una guerra frontal contra la pobreza. Es decir, hermanados en un faro por la justicia social que tenga como banderas el consenso, la deliberación reflexiva, la apertura de espacios de lo público donde debatir, construir, deconstruir y hasta destruir desigualdades, mitos, dogmas, sectarismos e iniquidades. Promotor de que las víctimas, de la orilla en que provengan, puedan mirarse a los ojos sin perder la esperanza en un mundo nuevo y en paz.

Un movimiento que permita que la gente proteste, resista y consiga cambios; cuyo norte sea la transformación social, económica y política y en el que todos y cada uno de quienes participen hagan eco en una multitud hacia ese nirvana de la reconciliación, la libertad, la inclusión social, y al sentirse soberanos, puedan hacer presión y control social para que en la práctica se hagan realidad los pactos a los que se hayan llegado.

Un movimiento que con la fuerza de la gente, aquiete a aquellos gobernantes farsantes que se eligen con los votos de los sectores populares para después, con cualquier excusa, gobernar con las elites locales y regionales o cuando más beneficiar a quienes no lo necesitan, bajo un discurso baladí del conocimiento técnico o de las relaciones con factores reales de poder o lo que es peor, cuando se dejan seducir por el esnobismo, el arribismo u otros istmos, a punta de dádivas, coimas, guiños e invitaciones.

Eso dicen que pasó en Bogotá con los hermanos Moreno y desdibujó a un partido alternativo, aunque no creo que pase con Petro ni mucho menos en Santa Marta con Caicedo, sin embargo, como dice Saramago, no hay peor engaño que el de quien se engaña a sí mismo. En fin, un movimiento cultural, social y político que exija algo pero que pida, que se pronuncie, que tenga propósitos comunes que generen esperanza en un cambio de modelo ¡ya!, por eso a los personajes del año, a esos ciudadanos anónimos, emancipados, empoderados, hay que subrayarles: ¡indignaos del mundo uníos!