Escrito por:
Francisco Vásquez Atencio
Columna: Opinión
e-mail: francisco.vasquez.atencio75@gmail.com
Twitter: @franvasquez_06
La participación es un proceso en el que distintas fuerzas sociales, en función de sus respectivos intereses, intervienen directamente o por medio de sus representantes en la marcha de la vida colectiva con el fin de mantener, reformar o transformar los sistemas vigentes de la organización social y política.
Comunitaria, cuando se da un proceso social en virtud del cual, grupos específicos de población, que comparten alguna necesidad, problema o centro de interés y viven en una misma comunidad, tratan activamente de identificar esas necesidades, problemas o centros de interés, toman decisiones y establecen mecanismos para atenderlas. Política, cuando se dan mecanismos de participación del pueblo en ejercicio de su soberanía (voto, plebiscito, referendo, consulta popular, cabildo abierto, iniciativa legislativa, revocatoria del mandato). Democrática, en que los ciudadanos tienen mayor participación en la toma de decisiones políticas que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa.
Los asuntos y las cuestiones públicas no pueden gestionarse como siempre ha sido, requieren una gobernanza eficaz, con la ciudadanía ahí, que es en última la que determina si se están solucionando sus problemas y en qué medida, así como da a luz a nuevas formas de participación, independientemente de las normativamente consagradas; más por cuánto las preferencias comunales, casi siempre divididas, deberían resolverse y funcionar perfectamente por grados de consenso en la solución de problemas, y no se aumente así la división de determinados asuntos dada la mayor visibilidad del debate. Requerimos en todos los procesos participativos el diseño de procedimientos que afronten más de cada una de las limitaciones, para ir así tras una mejora en la calidad de la toma de decisiones.
Necesario será entonces que se traten los asuntos que la mayoría de la ciudadanía tenga o pueda llegar a tener interés vivo y patente, al alcance de todos. No se trata que participen los ciudadanos a título individual, ni a espaldas de las asociaciones vecinales, ya que lo cual solo los corroborará la inutilidad de cualquier modelo de participación, lo que de paso sepa algo perjudicial.
Importa en esto estudiar más formas de participación, analizarlas, explorar otras, aprender de los errores, buscar ciertos requisitos y garantías que en mejor manera puedan ser aplicables a la idiosincrasia, cultura de participación y voluntad política que exista en cada territorio. Importante entonces, además de interesante, impulsar formas de participación activa para asuntos claves que se tengan territorialmente hablando y se reflejen en sus propias realidades y necesidades,
Fundamental en lo cual será el papel a cumplir por parte de las juntas de acción comunal, así como el papel de las organizaciones de vecinos de distinto orden que existan y serían interlocutores válidos entre autoridades y residentes a la hora de informar y crear debate que consiga implicar la ciudadanía, con el objetivo de alcanzar una verdadera, adecuada y operante participación ciudadana en particular y comunitaria en general. No buscar y procurarse propios y nuevos canales de participación es renunciar a las mejores oportunidades, que los mismos pueden brindar.